TaPalma saboreó ayer la primera de sus cinco jornadas.Alegría, pues, para los paladares, con 108 pinchos compitiendo hasta el lunes en la sección oficial del festival. La consigna, siempre clara y amable, sigue intacta para el peregrino gastronómico: de barra en barra y pincho porque me toca. Hasta 54 las ´tabernas´ visitables en esta sexta edición, la más grande en cuanto a oferta. O "la más golosa", valga el símil de los organizadores, la Associació Empresarial de Restauració.

Para muestra, un bocado. El ´sus´ oficial a TaPalma se dio en el Casal Solleric. Rozaba el mediodía cuando autoridades, responsables de la feria y periodistas empezaban a catar los primeros pinchos tapalmeros, portados o elaborados in situ por cinco del medio centenar de establecimientos participantes. En boca de todos, y nunca mejor dicho, lo rico que estaba todo. Y lo rápido que se agotó, la mejor prueba de que los piropos no se dieron gratuitos.

"Estamos empezando a tener cierta cultura de tapas. Esperemos que no sea otra moda pasajera más". Son palabras de ´Santa´, chef del Molta Barra, pronunciadas al tiempo que monta unos lomitos con salsa de sitaki. TaPalma, confirma, es un escaparate para generar nueva clientela. "Para darte a conocer entre los menos dados al tapeo", que no son pocos.

"Equilibrio entre cantidad y calidad". Lo entienden obligatorio en cada pincho en el VinoTinto, local representado por su encargada, Xisca Népola. En sus bandejas: mini hamburguesas de buey a la brasa y croquetas de boletus con queso idiazábal. "Cada vez hay más demanda, la cultura de las tapas se está asentando", percibe. A su favor, paradójicamente, "la crisis". Minigastronomía a miniprecios.

"Como una aventura". Así se percibe TaPalma en el Basmati, un restaurante hindú que suda la gota gorda para trasladar a un pincho la complejidad de su cocina. "Para nosotros es muy complicado, aunque se consigue", promete su chef y propietario, Shahin Awal, mientras señala unos cuencos henchidos de langostino con frutas y unos especiados pinchos de pollo.

No es poco lo que ofrece TaPalma 2010, hasta el día 11 de 12.30 a 16.00 horas, y de 19.30 a medianoche. Cinco rutas distintas, centenares de pinchos y la posibilidad de votar cuál es el mejor de todos. Los precios por ración, a un máximo de dos euros, como el Cordero Pampero que sirve el NeoCultural, o como las minipizzas de bacalao de La siesta italiana; los otros dos establecimientos presentes en la inauguración.

Jueves de tapalmeo tranquilo, especialmente a la hora de comer, la feria espera multiplicar comensales a partir de hoy. Entre los objetivos, superar los 48.000 visitantes de la edición anterior, una cifra a la altura del mejor fin de semana donostiarra.