La memoria hilvanó ayer la Nit de l´Art, multitudinaria y festiva como manda la tradición. Fue una noche marcada por el pasado, lo retro: gran parte de los proyectos expositivos de la cita echaron la vista atrás tanto en contenido como en continente. El desplegable con los imperdibles de la cita –una guía de más treinta centros artísticos– dejaba al descubierto un surtido de colectivas de artistas habituales en la isla y de retrospectivas que homenajeaban la carrera de creadores como Manolo Valdés, Ferran Aguiló o Wally Wood, el trío que echó raíces en la memoria de esta Nit de l´Art, la número 14. Nombres nuevos en el horizonte, pocos.

La capilla de la Misericòrdia, con mucha muchachada al caer la tarde, fue el kilómetro cero de este paseo por la memoria. La colectiva de Noves Presències, creada a partir de obra ya expuesta en algunas galerías de la Associació Independent de Galeries d´Art de Balears (AIGAB), tuvo como maestra de ceremonias a la presidenta del Consell, Francina Armengol, política que prefiere la pintura a técnicas más novedosas. Ya en la iglesia, el director insular de Patrimonio, Biel Cerdà, informaba a los periodistas recién llegados sobre los pequeños problemas de salud del escritor Carlos Fuentes, mientras su homólogo de Cultura, Maties Garcias, y el conseller insular del área, Joan Font, conversaban con Biel Perelló, presidente de la AIGAB, que también inauguró junto a los presentes Art Forana, un espacio dedicado a las galerías de los pueblos. La portavoz del Bloc en el Consell, Joana Lluïsa Mascaró; su homólogo en el Parlament, Biel Barceló; y Joan Lladó, líder de Esquerra Republicana en Balears, recibían fotos a cuerpo en uno de los pocos espacios de Ciutat donde se sirvió bebida. La crisis pasó factura a las neveras y bodegas de centros y galerías. Su mejor aval fue sólo el arte. Pero donde hubo comida, como en el Solleric, la cola se multiplicó.

Puesto el visto en la Misericòrdia, la tournée enfiló por Sant Jaume, donde la cascada de gente era importante. Pero donde el gentío se tornó en multitud de tres ceros –aún sin cifras oficiales sobre la mesa– fue enfrente del Solleric, donde cada año los políticos protagonizan el encendido oficial de la Nit de l´Art. Un ´sus´ que crece de manera proporcional a la cita. El delegado del Govern, Ramón Socias; la presidenta del Parlament, Aina Rado; la alcaldesa Aina Calvo; el conseller de Cultura, Bartomeu Llinàs; el teniente de alcalde Eberhard Grosske; la concejal de Cultura, Nanda Ramon; la ex alcaldesa Catalina Cirer; o el portavoz del PP en el Parlament, Francesc Fiol, recorrieron el casal, que un año más se abrió como un paraguas de propuestas eclécticas.

A las puertas del Espai Quatre, Gómez de la Cuesta y Pau Waelder, comisarios de la nueva Zona Zero del centro artístico, valoraban esta edición de la Nit de l´Art. "A pesar de la crisis, sigue habiendo bastantes novedades en las galerías y es loable lo que hacen, pero en tiempos como éstos son las instituciones las que deben tirar del carro", opinaban. Cerca de ellos se hallaba la comitiva, dispuesta a bajar a los ´infiernos´ del casal para enfrentarse a los Enredos de Daniel Canogar. Los desguaces industriales, los cables enmarañados, una suerte de mapa neuronal humano, despertaron el ingenio de Joan Lladó, que se puso a hacer metáforas frente a los gobernantes de la isla: "Estas marañas simbolizan las izquierdas de la isla, pues a veces no nos aclaramos y discutimos por tonterías", bromeó. La instalación de Daniel Palacios sonó en polifonía con la marabunta. Los tubos de la obra emitían sonidos con el discurrir de la gente. Ya en el entresuelo, el padre de la ficción moderna, Wally Wood, abrió un mundo de superhéroes, uno de ellos vestido de torero. "Le llamaban matador", explicó el comisario de la muestra, Fernández Flórez. Socias asintió y sugirió que podía tratarse del "predecesor" de Antonio Banderas en la película homónima de Pedro Almodóvar.

De los toros no se quiso hablar, pero la noche iba de zoológico. Las jaulas y terrarios metálicos de Ferran Aguiló encantaron a todos: Aina Calvo examinó los pelos de escoba reutilizados por el escultor que cubrían a un avestruz. Pero no había tiempo para más: sin brindis abandonaron el centro, porque el president Francesc Antich esperaba para inaugurar la proyección de Carlos Valverde–musicada por Joan Valent– sobre la fachada de Sa Llonja. La consellera de Turismo, Joana Barceló, su homólogo de Salud, Vincenç Thomàs, y la directora de la Oficina de Análisis y Prospectiva, Bàrbara Galmés, acompañaron al president en el visionado del proyecto. Su hilo conductor: la memoria colectiva, "pequeñas historias de felicidad, con guiños a Sa Llonja con tomas de peces", detalló su creador, que hizo bajar al arte de su pedestal. Cerca de la medianoche, las retinas de los palmesanos reconocieron las meninas de Manolo Valdés, empequeñecidas ayer en Sa Nostra, que ´pasearon´ por Es Born hace tres años. Y pudieron rastrear en la pintura matérica del artista valenciano sus Archipiélagos de la memoria, y cómo en éstos reconstruyó la Nu rose de Matisse o el retrato goyesco de Carlos IV, imágenes que residen en la memoria de las miles de personas que anoche vivieron otra Nit de l´Art.