El hilo esencial que unía a Joan Miró con el campo mallorquín se ha vuelto a tender sobre la fachada de su estudio de Son Boter (Fundació Pilar i Joan Miró), que ha quedado cubierta con una cortina de color rojo intenso elaborada con dos toneladas de pimientos de pebre bord de tap de cortí, especie tradicional de la isla.

Esta instalación, que ha contado con la colaboración de cerca de un centenar de voluntarios y la complicidad de diversos productores ecológicos de la isla, se inauguró ayer y se podrá contemplar hasta el 31 de octubre.

El edificio en el que se ha instalado el tapiz de cerca de mil hilos es una posesión del campo mallorquín del siglo XVIII en la que el artista tenía uno de sus estudios y uno de sus principales espacios de creación.