Ismael López, activista antitaurino y miembro de Animanaturalis, organización dedicada a la protección de los derechos de los animales, acudió ayer a los Sanfermines, pero no para formar parte de la fiesta popular.

Semidesnudos y con el cuerpo pintado algunos de negro y otros de rojo, los manifestantes recrearán la foto aérea de un toro desangrándose. "Lo que queremos transmitir es el dolor y el sufrimiento de un animal inocente", comentó Ismael López.

Después de la reciente experiencia de los manifestantes en Muro, donde fueron increpados por algunos miembros del sector protaurino, López señalaba días antes de partir hacia Pamplona que era imprevisible la cantidad de gente que podría reunirse en la capital navarra. Se esperan grupos procedentes de Inglaterra, Portugal y Francia. Toda la organización del evento se ha llevado a cabo a través de las redes sociales y, según López, el éxito está asegurado.

La campaña antitaurina dio comienzo ayer con una jornada de concienciación acerca del objetivo de la protesta. Durante este primer día se explicó la forma de actuación y se realizaron diversas actividades en grupo. "Es importante dejar claro a los que se inician que actuamos pacíficamente", comentó el activista en referencia a la jornada de introducción.

Ante los datos que confirman que el coste anual de la tauromaquia asciende a 564 millones de euros del erario público (de 47 a 54 euros por familia española), López responde que es necesaria la existencia de una casilla en la declaración de la renta que permita, a aquellos que no toleran la tauromaquia, eximirse de participar en su financiación. Tan sólo un 9,7% de la población española se manifiesta con interés por los actos taurinos. Al respecto, el joven explica que "son sólo cuatro empresarios quienes se llevan el dinero, los antitaurinos somos mayoría; la sociedad evoluciona y estas tradiciones violentas deberían evolucionar y desaparecer".

López compara la tauromaquia con las numerosas tradiciones populares que hacen de los animales una víctima y desea que el mundo comprenda que no es necesario torturar a un animal para celebrar una tradición.