El que fuera director del Conservatori Professional entre 2002 y 2008, Joan Roig, confiesa a DIARIO de MALLORCA que en los últimos tiempos ha presenciado como espectador "actuaciones más que reprobables" y también ha tenido que sufrir en su vida privada "situaciones que muestran la cara más obscena". El profesor tiene ahora más tiempo para desarrollar su faceta como concertista –"el piano ha forjado en mí una personalidad exigente, disciplinada y obsesivamente perfeccionista siempre abierta a nuevos retos"–, y acometer proyectos discográficos, como la grabación de un álbum dedicado a Antonio Roig (1866-1915).

–¿Por qué eligió el piano?

–Pertenezco a una familia de músicos que se remonta a varias generaciones. No es extraño pues que la música haya sido parte de mi vida desde la infancia, en especial el piano, el sonido del cual, a las manos del gran Jaume Roig, permanece intacto en lo más hondo de mi memoria y recuerdo.

–¿Qué significa para usted ser pianista?

–Me siento un hombre afortunado. El piano me ha dado mucho en la vida y yo a él muchas horas de trabajo, estudio y sacrificio pero al final, uniendo todos los cabos, ha forjado en mí una personalidad exigente, disciplinada y obsesivamente perfeccionista siempre abierta a nuevos retos. Por supuesto ha sido el nexo que me ha permitido ocupar cargos de responsabilidad académica ya conocidos.

–¿Qué proyectos discográficos baraja?

–El próximo proyecto a corto plazo es la grabación de un disco con la música de Antonio Roig (1866-1915), compositor. Las motivaciones del mismo son obvias pero le aseguro que es un trabajo que, una vez realizado, será para mi maravilloso.

–Comprometido con la música de nuestros compositores.

–Desde muy joven ha sido un rincón donde me he refugiado en multitud de ocasiones. Mi idea al respecto ha sido siempre la de ser útil participando activamente de los movimientos musicales contemporáneos de la isla y, cómo no, divulgar y promocionar sus contenidos.

–¿Qué necesita el Conservatori?

–Comprenderá que deba ser cauto en la contestación. Es conocido por todos el amplio ramillete de urgencias que rondan el ámbito de las enseñanzas artísticas ofrecidas por la Conselleria d´Educació y, por supuesto, las decisiones a adoptar competen al señor Mestre, director general competente en la materia. El sector espera con ansiedad que las tome si bien es cierto que el poco tiempo que resta para el final de la legislatura nos hace cada vez más incrédulos. En cualquier caso celebro enormemente la llegada al Conservatori Professional de un nuevo director. Con los apoyos debidos tendrá sobre sus espaldas una enorme responsabilidad pero estoy convencido que si se plantea la alternancia sobre criterios estrictamente técnicos, de capacidad, mérito o experiencia profesional se manifestará alejada de los vaivenes políticos, auténtica vergüenza para el sistema.

–¿Por qué decidió dejar el cargo?

–Siempre he defendido que la alternancia es un símbolo de salud institucional. Si se observa mi hoja de servicios verá como la suma de años destinada a ocupar cargos de responsabilidad en el Conservatori son muchos, tal vez demasiados, incluso desatendiendo proyectos profesionales interesantísimos. Era el momento, el final de un ciclo que además se vió acelerado por la llegada a la Conselleria del nuevo equipo de gobierno del Pacte el cual, desde un primer momento, ignoró en demasía el valor intrínseco de nuestras enseñanzas. Se nos integró en la Dirección General de Formación Profesional que, a pesar de su intachable trayectoria y mejor implantación en nuestra sociedad, se encontraba en las antípodas de lo que son y necesitan estructuralmente las enseñanzas de régimen especial en música y danza.

–¿Qué balance hace de su dirección en el Conservatori?

–Fue sin duda una de las etapas más cautivadoras de mi vida. Dejé horas y más horas de trabajo y sacrificio, algún que otro disgusto pero, sobre todo, y lo digo con enorme orgullo, un trabajo honesto y leal a los tres consellers con los que tuve el honor de trabajar: Damià Pons, Francesc Fiol y Bàrbara Galmés, a la que no tuve el honor de conocer. Algunos de los responsables de la Conselleria d´Educació de los diez últimos años son actualmente grandes amigos a los que tengo una enorme estima y gratitud por la infinita confianza y paciencia que demostraron conmigo y mis equipos.

–Y de lo negativo, ¿qué es lo que más duele?

–Sin duda alguna la traición. La lealtad en el trabajo y, por extensión, la fidelidad en la vida son argumentos de éxito. En los últimos tiempos he presenciado como espectador actuaciones más que reprobables y, por desgracia, también he tenido que sufrir en mi vida privada situaciones al respecto que, créame, muestran la cara más obscena de la vida.

–¿Próximas actuaciones?

–Palma, Santanyí y proyectos en el exterior sin confirmar.