El payaso Iván Prado está comprometido hasta la médula: con la risa y la justicia. Pese a haber sido expulsado el pasado 27 de abril de territorio israelí por cuestiones de "seguridad nacional", no cejará hasta celebrar el primer festival internacional de payasos en Palestina el próximo 25 de octubre. Antes, habrá tenido lugar otra cita similar en Eivissa, el Magiclown, acontecimiento del que es director artístico. Prado, de origen gallego, estuvo ayer en Mallorca para presentar este festival, que se desarrollará entre el 12 y el 16 de mayo en Cala de Bou, en Sant Josep. Y que contará con la presencia, gracias al apoyo de la conselleria de Cultura, de las compañías mallorquinas Circ Bover y Mag Cloquell.

No hubo momento ayer en que Prado no reivindicara el clown como elemento de libertad, "molesto para todos los dictadores del mundo". "Cuando estuve preso hace una semana en una celda en Tel Aviv con mi intérprete, pensé en qué habíamos hecho para estar detenidos. Y empecé a recordar la historia de persecución del circo. Creo que somos unos okupas del corazón, unos guerrilleros del amor, unos supervivientes, y eso molesta. Las potencias nucleares tienen miedo a los payasos. Los payasos somos un arma de diversión masiva", indica.

Prado había viajado hasta Tel Aviv para alcanzar luego Palestina con el fin de preparar el festival de octubre. Allí le trataron como a un "criminal": "Me retuvieron en la zona de interrogatorios durante cinco o seis horas. Me preguntaron a qué me dedicaba, qué ganaba, mi dirección. Les dije que era payaso y que no tenía una residencia fija. Me pidieron también mi cuenta de correo electrónico y me negué a dársela. Nos dijeron que nos retenían por medidas de seguridad nacional. Nos desnudaron, nos cachearon, pasamos la noche en una celda y luego nos expulsaron del país", relata. Ante los hechos, el gallego se ha puesto en contacto con el ministerio de Asuntos Exteriores para que actúe en su favor y pida explicaciones a Israel, pero no guarda demasiadas esperanzas. Tampoco en el presidente Zapatero, "sobre todo desde que dijo que sí había vendido armas a Israel, pero que éstas no eran las que habían sido usadas en el bombardeo a Gaza en 2008".