Quise escribirte una canción/para enseñarte a vivir/eres un recién llegado/y yo ya soy tu aprendiz. Parece que entre niños se siente cómodo, mucho más que con la prensa que le interroga una y otra vez sobre su ideología política y olvida, aunque sea por un momento, que lo que quiere es hablar de su disco. "En este país gusta mucho la confrontación. No sé por qué siempre se empeñan en situar a los artistas en uno u otro bando. A mí me gusta decir que soy un militante de la memoria". Ismael Serrano es así: franco, directo, sencillo; un artista capaz de soltar todo un alegato político como de arrancar decenas de risas musicales de los rostros de los más pequeños, esos bajitos que ayer visitó en Son Dureta gracias a los payasos de La Sonrisa Médica, entidad a la que hoy destina buena parte de la recaudación de su concierto.

Antes de ofrecer pinceladas de su repertorio a los niños enfermos del hospital, el artista madrileño desgranó a los medios de comunicación los detalles de su Acuérdate de vivir, nuevo álbum, el noveno. "Digamos que he recopilado todas mis vivencias en cada una de las letras. Uno trata siempre de poner todo lo que ha aprendido en sus canciones para enseñar al público su crecimiento", cuenta el artista. Una evolución que se nota, sobre todo, a nivel de sinfonía, donde los ritmos lentos se combinan con sonidos mucho más tradicionales: bulerías, folk americano e incluso una chacarera argentina con un toque más urbano.

Inmerso de lleno en su gira – "más nervioso incluso que cuando empecé"– Ismael Serrano lanza invitación nocturna para que hoy, en el Auditòrium y a partir de las diez de la noche, "aprendamos a vivir". "Es una llamada, un toque de atención para que recordemos la necesidad de vivir el instante. Parece que crecer significa tener que renunciar y siempre podemos aportar algo a este mundo. La realidad no es inalterable". Mensaje positivo a pesar de unas letras que hablan del desamor "y también de la esperanza de encontrar algo mejor o de quedarse con lo bueno, con lo vivido".

Lejos de lamentarse por la situación actual, la crisis económica, la piratería "y esta dinámica autodestructiva que nos rodea", el madrileño, que de no haber sido cantante se dedicaría a la docencia o la investigación, contraataca: "Deberíamos buscar el equilibrio, acercar posturas, no hablar por hablar. Deberíamos escuchar. Somos seres inventados para estar en sociedad... ¿Por qué ese aislamiento?".

Orgulloso de su profesión, "soy cantautor aunque en España parezca un género infravalorado", augura un buen futuro: me está esperando una nueva mañana/radiante y soleada.