El departamento de Patrimonio del Consell está dispuesto a dar con el puerto romano de la ciudad de Pollentia (Alcúdia). Una parte de su estructura está supuestamente sepultada bajo tierra y la otra, bajo el mar. Con el fin de localizarlo, la institución prepara una expedición que llevaría a cabo la empresa catalana Movin Marine –a la que solicitará un presupuesto–, la misma que halló el año pasado más de 200 restos de naufragios en Roses y L´Estartit (Girona). El director insular de Patrimonio, Biel Cerdà, informó de que para realizar las labores de detección se utilizaría un avión que a través de un sónar detectaría las capas de sedimentos hasta dar con las estructuras del puerto.

El Consell cuenta con un área desde la que partir: se trata de un solar situado en la esquina de las calles Coral y Mar i Estany del núcleo de Alcúdia, donde aparecieron hace dos años restos cerámicos y de terra sigilata, probablemente pertenecientes al puerto romano que estaba conectado con la ciudad de Pollentia. "Paralizamos las obras en ese lugar, donde se iba a levantar un bloque de viviendas plurifamiliares, al aparecer los restos. Luego exigimos un control arqueológico, pero la obra finalmente no ha continuado", detalla Cerdà. A partir de esta calle, el barrido en avión se dirigiría hasta el mar, hasta que aparecieran las estructuras del muelle, una parte del cual también podría estar sumergido.

A este hallazgo en el solar, habría que añadirle las teorías del historiador francés Christophe Morhange, quien las expuso en 2008 en la biblioteca de Can Torró. Según el científico, experto en el estudio de diques antiguos, el puerto Maior de Pollentia, llamado así en documentos de la época medieval, era el que miraba hacia la bahía de Alcúdia y estaba abierto al mar, en contra de lo que se pensaba hasta ahora. Según el geomorfólogo había otro embarcadero, el portus Minor, que se emplazaba de cara a Pollença.

El Maior estaba localizado, según el estudio de los sedimentos llevado a cabo por el profesor, en el interior de una albufera (que ya no existe), lugar por donde pasaban los barcos. Morhange señaló también que la antigua línea de costa pasaba muy cerca del teatro romano. Por los materiales analizados, el puerto Maior era el que al parecer se usó en la ciudad romana del siglo I a.C. hasta el I d.C.

Cerdà desgranó las ventajas de tener detectadas estas estructuras. "A nivel político, podríamos ampliar la zona arqueológica, que en estos momentos sólo afecta al yacimiento, y así también poder protegerla y controlarla ante intervenciones posteriores", señaló, pues "es leyenda popular que cuando se hicieron los hoteles salieron muchísimas ánforas romanas", añadió.

Lo mismo sucedería si hubiera restos bajo el mar. "No podrían hacerse extracciones de arena, como la que estuvo a punto de hacerse en Cala Sant Vicenç, donde hay un pecio griego de gran valor patrimonial", sentenció el director insular, quien cree que éste sería un trabajo que a la larga se incluiría en la carta arqueológica subacuática.