Más de trescientos músicos se han visto obligados a dejar los locales de Son Bibiloni en los que ensayaban después de que la Policía precintara el recinto porque "el uso del suelo es incompatible con la actividad que se desarrollaba" en estas instalaciones, destinadas a este fin desde hace quince años. Cort promete que "es objetivo prioritario" reparar este asunto aunque reconoce que las soluciones tardarán en llegar.

Los músicos de Son Bibiloni, terreno situado en la carretera de Sóller, a la altura de la Casa de Andalucía, muy cerca del campo en el que entrenan los jugadores del Real Mallorca, ensayaban en unos setenta locales. Antiguas cuadras y almacenes reconvertidos en locales de ensayo y alquilados por unos 150 euros al propietario, el mismo que regenta otros de características similares junto al hipódromo de Son Pardo, donde se temen que ocurra lo mismo.

El problema viene de lejos. Desde siempre, los músicos de Palma han ensayado en condiciones que desafían la seguridad y la higiene, desamparados, expuestos a robos y en el peor de los casos, a sucesos más tristes, como la muerte de un joven, hace ya unos años, víctima de un incendio.

El colectivo de músicos entiende que los acontecimientos se han precipitado y antes de ser desalojados se debería haber pensado dónde podían ser realojados. No hay alternativas. Las únicas: disponer de un local propio o acudir a la sala Assaig, donde cobran el doble que en Son Bibiloni por la mitad de espacio. Y las promesas de los políticos ya no cuelan. "Siempre tienen proyectos y nunca se hacen realidad" es la frase más escuchada estos días en boca de los músicos.

"Trataremos de solucionar este déficit histórico de espacios en los que ensayar. Pero lo que no se ha solucionado en dieciséis años no se hará en unos pocos días", señaló ayer el coordinador de Joventut del ayuntamiento de Palma, Antoni Noguera.

Noguera aseguró que Cort, el Consell y el Govern trabajarán de modo coordinado para buscar una salida al "túnel" en el que han metido a los músicos.

"La cosa no está madura. Estamos buscando un espacio idóneo en el que colocar salas de ensayo. Para nosotros es un objetivo prioritario que queremos solucionar a corto o medio plazo", agregó el coordinador de Joventut.

Aunque no hay nada concretado, desde Cort adelantan que apostarán por la autogestión y los precios populares. "No les haremos una sangría", promete Noguera.

Mientras se hace realidad la enésima promesa del ayuntamiento en esta materia, trescientos músicos, los de Son Bibiloni, permanen en silencio, sin poder ensayar y, en consecuencia, sin poder actuar.