La presidenta del Consejo de la Iglesia Evangélica en Alemania (EKD) y obispo de Hannover, Margot Kässmann, presentó ayer la dimisión de todos sus cargos eclesiásticos tras haber sido interceptada por la policía el pasado fin de semana cuando conducía borracha.

Según la edición digital del popular diario Bild, Kässmann asume con ello las consecuencias del caso, después de que el pasado sábado la policía la detuviera tras saltarse un semáforo rojo por las calles de Hannover y le determinara unos niveles de 1,54 miligramos de alcohol, lo que triplica lo autorizado en Alemania. El Consejo Evangélico –máximo órgano de representación de los intereses de los 25 millones de fieles de la iglesia protestante y luterana en Alemania– quiso expresó ayer su apoyo a su presidenta, en un comunicado en que se hacía hincapié en que se la respaldaría, fuera cual fuera su decisión.