Escritura torrencial, relatos, poemas, fragmentos de novela. El género del nuevo libro del articulista de este diario José Vidal Valicourt, El hombre que vio caer a Deleuze, centró el debate que ayer se generó en Literanta. Cualquiera de estas etiquetas fueron rechazadas por los escritores Miguel Dalmau, también colaborador de este periódico, y Agustín Fernández Mallo.

El volumen, ganador del VI Premio Cafè Món y editado por Sloper, fue presentado por su autor como un imperativo de la propia escritura, pues "no me salía escribir poemas, era como forzado, una mentira. La escritura me pedía ir a lo ancho, a algo más torrencial, sin renunciar del todo a mi pulso poético", señaló el poeta ante un auditorio de más de cien personas.

Las historias de este "western sui generis" toman prestada la estética del llanero solitario, de aquél que no sabe adónde va. "Me interesaba narrar el espacio que hay entre el punto de partida y el de llegada", expresó. "He buscado un libro seco, antilírico, porque los que tenemos algo que decir necesitamos paisajes lisos", añadió refiriéndose al estilo.

El escritor y articulista Miguel Dalmau repasó, como buen biógrafo, las rarezas de otros filósofos, además de Deleuze. "Althusser estranguló a su mujer o Bataille estaba interesado en los sacrificios humanos. Todos ellos ensanchan las fronteras de la razón y el desarreglo", recordó. Los textos de Vidal Valicourt van un poco en esa línea. "Son historias divertidas, con personajes contemporáneos que están en la frontera y se cuestionan la realidad", reseñó Dalmau.

Fernández Mallo, por su parte, pronunció un verso de un poema de Vidal Valicourt, del libro La casa de Mallarmé, para caracterizar su escritura: "El pedal del freno no responde". Que se corresponde con el aserto del filósofo Maurice Blanchot: "El escritor ya no tiene nada que escribir, pero se ve obligado a escribirlo en todo momento". Vidal Valicourt lo suscribe.