Aficionados a los porcentajes, las aficiones, incluso las pasiones, se miden en estadísticas. La lectura no se escapa de esa suerte de álgebra sociológica. Aldous Huxley ya prevenía en su matiz: "No basta saber el número, sino medir la calidad de la lectura". Avituallados con números, pero sobre todo con experiencia, sentamos a Gracià Sánchez de El Gall Editors, a Gabriel Janer Manila, escritor y profesor universitario, a Francesc Sanchis, librero y a Maria Antònia Ferrer, bibliotecaria en Cas Metge Rei en Santa Maria. Sobre la mesa: el lector de Mallorca.

No hay unanimidad a la hora de dibujar un posible perfil. La variabilidad humana se enseñorea cuando se le entra al trapo a sus aficiones. La lectura, con todo, no parece estar a la cabeza en los hábitos de los insulares. Tónica, por otro lado, muy española donde la mitad de la población afirma no leer nunca y de los que sí lo hacen, sólo un veinticinco por ciento lee a diario.

"Los grandes lectores que creaban opinión han desaparecido en Mallorca, a excepción de aquellos que leen literatura en catalán", señaló el propietario de la librería Embat, Frances Sanchis. Otro dato que observó fue que "ahora se acercan a los libros, no por los consejos de suplementos culturales o páginas en diarios que creaban expectación, sino por el boca oreja". "Creo que cada vez hay más lectores en Mallorca que persiguen una finalidad lúdica. Tienen miedo de frustrarse y, por eso, se dejan aconsejar por quienes han leído tal título y les ha asegurado que es muy bueno. Creo que el lector cada vez se parece más al espectador de cine". añadió.

Motivos

Apostilla el escritor Gabriel Janer Manila: "¡No hemos venido a sufrir, y claro, la lectura ha de ser lúdica!" Aquí, saca a colación una sustanciosa anécdota: "Una profesora recomendaba diferentes títulos a sus alumnos pero viendo que ninguno de ellos empezaba a leer ninguna de las sugerencias, les dijo: ¡Os haré un control! A lo que un discípulo le contestó: Usted nos habló del placer de la lectura. ¿Qué tiene qué ver el placer con el control?"

Una de las excusas siempre esgrimidas por aquellos que aseguran no leer, o hacerlo poco, es la falta de tiempo. "¡Claro, dicen esto, pero en realidad es que no les gusta!", matiza Janer.

Aquí el escritor abre uno de los debates centrales en torno al hábito y/o afición. Con él, el resto de participantes entra a degüello en la educación, la piedra en el zapato de una actividad tan resbaladiza como la lectura.

Educación

La franja de edad más delicada, en ésto sí existe unanimidad entre los especialistas en el tema, es la adolescencia. Sin embargo, conforme al Barómetro de hábitos de lectura y compra de libros en España del tercer trimestre de 2009, editado por la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), con la colaboración de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas del Ministerio de Cultura, el grupo de 14 a 24 años es el que más lee (67,5 por ciento).

La fragilidad es contemplada "por la pérdida del hábito en una edad muy distraída con otras diversiones, y es normal que así sea", comenta Gabriel Janer Manila. Poco después añade esperanzada la bibliotecaria Maria Antònia Ferrer, "sí, pero son recuperables".

"El gran problema viene de la base. Nadie nace lector, se construye en un proceso de educación. Ha de haber mediadores (padres, maestros, bibliotecarios). Pero es importante subrayar que el no lector también se construye en un proceso de mala educación", apunta Janer Manila.

"Creo que en Primaria, se está haciendo una labor beneficiosa. Otra tema es en Educación Secundaria", piensa Francesc Sanchis. Rápidamente es cuestionado por Janer Manila: No creo que el panorama en Educación Primaria sea tan espléndido. Nuestra comunidad va por detrás de muchas otras autonomías. En Balears no hay un clima, un ambiente que cree lectores. Faltan, como sí hay en Murcia, Castilla-La Mancha y otras comunidades, colectivos dinámicos y dispuestos a formarse para crear lectores. Les pediría a los políticos que creasen una política de lectura".

"¡No interesa, habría mucho criterio!", ironiza Sanchis, el dueño de Embat.

Tercia la bibliotecaria de Santa Maria: "Si nos comparamos con Cataluña, y con otras comunidades, es para quedarnos boquiabiertos. Ahora se está trabajando en la Red de Bibliotecas y en el Mapa de Lectura. Mi opinión es que sabemos dónde queremos llegar, pero no dónde estamos".

El editor Gracià Sánchez está de acuerdo en que "el lector se ha de construir", y para ellos recomienda "políticas de incentivo a la lectura, a largo plazo. Hasta los primeros diez años, la formación recibida por los niños en el colegio y en familia, funciona. A partir de determinada edad, ya no. A lo mejor se ha de perder tiempo para luego recuperarlo. Lo que no creo de ninguna manera es que nadie subestime la lectura".

Lector globalizado

Es unánime entre los especialistas en el mundo del libro, convocados por este diario, que "el lector de Mallorca atiende a gustos muy similares a los que se dan en el resto del mundo", apunta Francesc Sanchis. "Sí hay una cierta globalización de la lectura, sobre todo con los autores de súper ventas. Compran lo que les dicen los amigos, aunque creo que en Mallorca, el lector va muy despistado", apunta el editor de El Gall. "¡En la isla hay un uso exagerado del marketing!, cuela el librero. "Hay cambios muy rápidos en las librerías, un exceso de producción y los lectores no se quieren aburrir", contesta el editor.

"Ahora aquella generación que leyó Harry Potter, sigue ahí. La novela policíaca ahora con Stieg Larsson, que son libros muy bien escritos, ha dado un tirón impresionante al género, y lo leen personas de todas las edades", comentó el librero. ¡Hay una cierta globalización de la lectura", añade Janer Manila.

Saturación

George Steiner llamó la atención, frente a la saturación de títulos en el mercado –en el 2007 en España se editaron 358 millones de libros, correspondientes a 70.000 títulos, por poner un ejemplo, tónica que sigue manteniéndose pese a los actuales ajustes de hacer tiradas más cortas–. Steiner la llama la "literatura del desperdicio inmediato", refiriéndose a los libros que se leen, se abandonan y se dejan en aeropuertos, por ejemplo.

Habla quien sabe: "Nunca ha sido tan fácil como ahora editar libros, es más barato y los medios tecnológicos lo permiten. En Mallorca han proliferado por esta razón los editores, sólo que la inmensa mayoría ha de buscarse otras salidas profesionales. Otros editan por afición, y está bien. Si se edita más es porque se escribe más y se consume más", apunta el editor Gracià Sánchez.

Por tanto, se lee más, pero ¿qué?, ¿hablamos de literatura o de cualquier texto escrito?

"Cuando hablo de lectores, pienso en lectores de literatura", puntualiza el escritor Janer Manila. "En Mallorca hay un movimiento de grandes lectores de poesía, casi se da una militancia. Se lee mucha poesía, se escribe mucha y se edita bastante", señala el editor Gracià Sánchez.

La bibliotecaria Maria Antònia Ferrer atiende a su experiencia en un municipio "donde la lectura acoge muchos bandos. No se identifica lectura sólo con literatura y, desde luego, quienes más acuden son mujeres de más de 60 años. Creo que las bibliotecas han dado acceso a las mujeres mayores que al principio se resistían, pero ahora son las que más acuden".

Las más lectoras,

mujeres

"Las que leen más literatura, sobre todo novelas, son mujeres", apunta Sanchis. "Reivindico el papel de la literatura oral porque así el niño se acostumbra a pasar gusto con la ficción. Es hablar del mundo de otra manera. La ficción es cosa de mujeres, suelen ser ellas quienes cuentan cuentos. Yo vindicaría que se fomente el que sean los hombres quienes lean cuentos", propone Gabriel Janer Manila.

Inmigrantes

Frente a los nuevos residentes en la isla, los inmigrantes, el librero asegura que "el hábito de lectura no cambia tanto, pero sí que ha disminuido el nivel. Los europeos, además, no compran sus libros aquí, sino en su tierra". Tercia Ferrer: "Pues debo decir que los lectores inmigrantes que acuden a la biblioteca son, teniendo quizá una formación inferior, los que más cuidan los libros. Cuanto más alto es el nivel de formación, leen menos. Es triste decirlo, pero es así, y no me refiero a los inmigrantes sino al usuario general".

"Acabo de estar en un congreso en México y al igual que otros países como Colombia y Venezuela, la lectura está mucho más extendida. Les preocupa mucho educarles", contó el colaborador de este diario Janer Manila.

Mallorca

y sus escritores

El idioma habitual de lectura en la isla es el castellano. Si en Cataluña, un 22,2 por ciento lee en catalán, en Balears desciende a un 8,4 por ciento. "Bueno, hace 50 años, los que sabían leer en catalán eran una minoría", matiza el escritor.

La isla es pródiga en escritores. ¿Les leen sus compatriotas? "Les interesan por proximidad", asegura Gracià Sánchez. "Hay una serie de escritores de la isla que si se leen aquí, y uno de ellos es Gabriel Janer Manila". Por alusiones, comenta: "Vas haciendo tus lectores. ¡Hubo un tiempo en que los tenía controlados!", bromea. Carme Riera y Maria de la Pau Janer encabezan la clasificación de los mallorquines más leídos. "Cuando veo un escritor de las islas tengo curiosidad, ¡qué habrá escrito después de todo lo que ya hay!", asegura Janer.

Nuevos formatos

El lector del siglo XXI cuenta con un nuevo formato, el libro electrónico. "No sabemos qué nos espera. Yo como editor, creo que se ha de aprovechar y ofertar libros en edición digital para quien haga uso de ellos. Creo que van a convivir el libro tradicional en papel con el e-book", piensa Gracià Sánchez. "Los que no leen en papel, quién sabe, a lo mejor, lo harán en digital", añade.

"El peligro es que este mundo quede en dos o tres grupos. Si desaparecen 70.000 entradas y un lector busca un tema, qué pasará. ¡Será un maremagnum", apunta el librero.

"Las nuevas tecnologías no cerrarán las bibliotecas", piensa Ferrer. "Son sistemas de comunicación, pero estoy con Umberto Eco y su libro, No esperéis libraros de los libros".