Cuando en 2001 el periodista sueco Stieg Larsson comenzó a escribir la larguísima historia que finalmente se dividiría en una trilogía, no se podía imaginar el fenómeno editorial en que se convertiría y ello sin apenas promoción y como resultado del "boca a boca" entre los lectores.

Larsson falleció en 2004, apenas unos días después de entregar la última parte de sus manuscritos y no pudo ser testigo del enorme éxito que sus libros han tenido en Europa y que empiezan a tener en el resto del mundo.

Una trilogía -"Los hombres que no amaban a las mujeres", "La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina" y "La reina en el palacio de las corrientes de aire"- que ha vendido 3 millones de ejemplares en Suecia; 2,6 en Francia y 800.000 en España, en este caso sólo de los dos primeros volúmenes.

Y que, por ejemplo, en Argentina, el segundo de ellos ya es número uno de ventas tras ser publicado a finales de enero.

Los nombres de Mikael Blomkvist y Lisbeth Salander, los protagonistas de Millenium, se han hecho familiares entre los aficionados a la novela negra, que han caído rendidos a los encantos de una historia narrada de forma sencilla y sin artificios pero con múltiples referencias y más compleja de lo que parece a simple vista.

Porque si lo que se espera de una novela negra es que te enganche, en este caso lo que provoca es un "flechazo", según los editores de los países europeos en los que más éxito ha tenido.

Larsson era un periodista, conocido en su medio profesional en Suecia pero desconocido para el público general, que había fundado una revista anti-fascista, Expo, y que había escrito varios libros sobre este tema.

"Era sólo conocido en pequeños círculos y sus libros de no ficción se publicaron en tiradas reducidas", explicó a Efe Zoi Santikos, de la agencia Norstedts, que gestiona los derechos de "Millenium".

No había ninguna expectativa por la obra que, sin embargo, enganchó de inmediato a sus editores que, "en cuanto leyeron los manuscritos supieron de inmediato que esos libros eran algo más".

La misma sensación tuvo el editor francés Marc de Gouvenain, de la editorial Actes Sud, que descubrió los libros y tuvo "un verdadero flechazo, por lo que los compró inmediatamente, incluso antes de que fuera publicados en Suecia", explicaron a Efe fuentes de esta casa francesa.

Algo parecido le ocurrió a la española Silvia Sesé, editora de ficción de Destino, quien explicó a EFE que leyó los libros en francés e "inmediatamente" se dio cuenta "de lo que tenía entre manos".

Sesé dijo que ha sido, en cierto modo, un éxito "inesperado" y al mismo tiempo sabían que era "una novela magnífica", por lo que las buenas expectativas de vender unos 20.000 ejemplares se desbordaron hasta los 800.000 sólo en España, y ya han comenzado a llegar a Destino, que tiene los derechos para las ediciones en español, los ecos del éxito en Latinoamérica.

El tercer libro aún no se ha publicado en español -a la espera de que se finalice la traducción, no se sabe si se publicará antes o después del verano-, y los lectores esperan impacientes su aparición.

Una historia que ya se ha publicado en 20 países y cuyos derechos se han vendido a 40, según la agencia Norstedts, entre ellos Brasil, China, Indonesia, Israel, Rusia o Turquía.

Y que en Suecia o Francia ha alcanzado cifras similares de ventas a las de "Harry Potter" o "El código Da Vinci".

La razón: su estructura en capítulos breves; que el lector sepa en muchos momentos más que los personajes, lo que le hace participar de la intriga y la tensión; el ritmo; los personajes cero convencionales, trasgresores sin alaracas.

Esa es al menos la opinión de Sesé, que añade los elementos de cuentos clásicos, la crítica a la sociedad y al sistema económico y las muchas referencias semiocultas.

Opinión que, a la vista de las ventas, comparten millones de lectores en todo el mundo que esperan el tercer volumen que completa la historia para resolver los enigmas.

Todas sus preguntas tendrán su respuesta en el tercer volumen, que no deja ningún cabo suelto ni se cierra con uno de esos finales abiertos tan de moda en la literatura actual.