Bajo el título de "El pan de los ángeles", la exposición, que ha recibido 277.000 visitantes en CaixaFórum Madrid en dos meses, propone un recorrido por la espiritualidad de Occidente en torno a un tema central: el sacrificio del hijo de Dios que redime a los hombres del pecado original.

Entre las 45 obras exhibidas sobresalen tres tapices realizados en la fábrica de tapices de los Médicis, así como las pinturas de Botticelli, Luca Signorelli, Il Parmigianino, Luca Giordano y Cristofano Allori, piezas maestras que habitualmente no salen de Italia.

La exposición se abre con los tres tapices que representan la última cena, el descendimiento de la cruz y la resurrección, realizados a partir de cartones de Alessandro Allori y Francesco de Rossi, Il Salviati.

La muestra propone un recorrido por el Antiguo y el Nuevo Testamento, comenzando con escenas que anticipan el sacrificio de Cristo, desde la creación de Adán, pintada por el florentino Jacopo da Empoli; el simbólico sacrificio de Isaac, en la interpretación barroca de Livio Mehus, y la caída del maná, obra de Fabrizio Boschi.

La natividad, la Virgen y el Niño y la Sagrada Familia centran las secciones siguientes, en las que se puede contemplar la "Madonna de la loggia", de Botticelli (1647), una Virgen con el Niño de Il Parmigianino (1525) y una Sagrada Familia atribuida a Michele di Rodolfo, en la que el gesto de abandono de Jesús parece anunciar su pasión.

La última cena, la crucifixión y la resurrección de Cristo ocupan las últimas salas de CaixaFórum, en las que se exhiben, entre otras, una escena del Calvario de Luca Giordano, realizada para la capilla de la familia florentina Del Rosso (1685-86), y una composición de Alessandro Allori (1581), en la que la Virgen aparece junto a los símbolos de la pasión de Cristo, sobre un verso de Dante: "No se piensa en cuánta sangre cuesta".

El comisario de la muestra y director de la Galería de los Uffizi, Antoni Natali, ha explicado hoy en la presentación que "esta exposición fue concebida para dar la idea de que los cuadros son también difusores de conceptos".

Según Natali, en una pinacoteca en la que hay tantas obras de Botticelli, Tiziano, así como tres grandes cuadros de Leonardo da Vinci, "es fácil centrarte más en la forma que en los contenidos".

La continuidad del relato bíblico encuentra un correlato plástico en la evolución de las formas, desde la simplicidad del clasicismo hasta la exaltación del barroco, en un proceso de búsqueda de nuevos recursos expresivos capaces de transmitir al espectador emoción y misterio.

"El pan de los ángeles" propone un recorrido por la pintura italiana a partir de las transustanciación -la conversión del pan y el vino en la carne y la sangre de Cristo- que dio pie a una rica iconografía religiosa.

Los grandes maestros del Renacimiento y el Barroco buscaron en el Antiguo Testamento los precedentes de este episodio crucial y, a partir del relato bíblico de la pasión y muerte de Jesucristo, desarrollaron nuevas formas de expresar todas las emociones humanas.