A tan sólo seis días del cierre de la exposición Goya en tiempos de guerra que ofrece el Museo del Prado desde el pasado 15 de abril, cerca de 405.000 personas han visitado hasta el domingo las casi 200 obras del artista presentes en la muestra, lo que hace prever que la misma se convertirá en la segunda exposición más visitada del museo detrás de la exposición de Velázquez.

Asimismo, el Prado cree que la cifra de visitantes totales de la exposición de Goya se situará "igual o por encima" de la de Tintoretto, si se toma como referencia la cifra de visitantes diarios en lugar del volumen total de público ya que la de Tintoretto tuvo un calendario de apertura mayor (con 424.235 visitantes en 17 semanas, frente a las 13 semanas de apertura de Goya).

La muestra está coorganizada por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC) con motivo del 200 aniversario del inicio de la guerra de la Independencia española y con la colaboración de la Comunidad de Madrid, y se trata de la exposición más importante dedicada a Goya desde la monográfica celebrada también en el Prado en 1996.

Como afirma Manuela Mena, comisaria de la exposición, en el catálogo de la misma, Goya en tiempos de guerra es una muestra centrada voluntariamente en el artista y no en la guerra de la Independencia. Aunque los años de la guerra constituyen el núcleo central de esta nueva presentación del artista en el Prado, no es este el único asunto de la exposición, que se extiende a lo largo de veinticinco años de la vida del pintor aragonés.

La muestra toma como punto de referencia el año 1794, año en que después de la grave enfermedad de la que quedó sordo, Goya comenzó a apartarse de los esquemas del arte de su tiempo, empezando a pintar con independencia de la clientela, a cuyo servicio "el capricho y la invención no tienen ensanche", según sus propias palabras.

Dada la extensa actividad expositiva desarrollada por el museo estos últimos meses, el público contará durante el resto del verano con otras citas, como la exposición dedicada a El retrato del Renacimiento, que propone un exhaustivo recorrido por el género a través de un centenar de obras de los principales artistas que lo cultivaron, incluidos Rafael, Durero y Tiziano, entre otros.