Después de la Catedral, Can Forteza Rey quizás sea el edificio más inmortalizado en las cámaras de los turistas. Con un siglo de vida ya en la mochila y una reforma ejecutada hace 20 años, urgía una rehabilitación parcial del edificio, que en este caso se aplicará a la cubierta, a la fachada y a elementos salientes de la misma.

Las intervenciones que se llevarán a cabo en los próximos meses pretenden estabilizar los distintos elementos que componen el exterior de esta casa modernista, exponente del estilo Art Nouveau en Ciutat. Por un lado, se repararán las fisuras o grietas de la fachada. Asimismo, se pretende incidir en las causas de la patología sufrida por el edificio. En este sentido, el proyecto plantea la impermeabilización y aislamiento térmico de la cubierta, para evitar dilataciones y contracciones debidas a las variaciones de temperatura.

En el proyecto también se recoge la aplicación de un hidrofugante impermeabilizante que proteja la piedra de marés y el oscurecimiento del cemento natural por la erosión y las filtraciones de agua. A continuación, se aplicará un consolidante para evitar la disgregación del material de construcción.

Las causas de las patologías que presenta el edificio modernista, que ya fue reformado hace dos décadas, son básicamente dos: por un lado, las dilataciones y contracciones de la estructura metálica a causa de las variaciones térmicas producidas en la cubierta. En este sentido, se está produciendo un empuje lateral hacia la fachada. Por otro, el incremento de volumen debido a la corrosión de los elementos metálicos (que se dilatan también con la erosión producida por el agua) de barandillas y demás elementos de la fachada, que han sido el origen de alguna de las fisuras.

El proyecto de reforma, cuyo arquitecto es Manel Forteza-Rey, sobrino del dueño (Josep Forteza- Rey), viene a raíz de una orden de ejecución del Ayuntamiento de Palma de retirada de elementos inestables de la fachada y de llevar a cabo las medidas necesarias para evitar la caída de piezas a la vía pública.

Este arquitecto explica también que en la reforma se fijarán los elementos decorativos, para que no se produzca ningún desprendimiento, con resinas, varillas y pletinas de acero inoxidable. En estos momentos, en la parte superior del edificio ya se ha colocado una malla gris de protección. El trabajo se ejecutará desde una carretilla amarilla con brazo articulado.

En la ponencia técnica de Patrimonio Histórico del pasado 27 de mayo se dio luz verde a este proyecto. Cualquier intervención en este edificio debe pasar antes por esta sección del Consell, habida cuenta de que el edificio diseñado por el joyero Lluís Forteza-Rey (1883-1920) fue declarado Bien de Interés Cultural con categoría de monumento en 1990. En el informe que realizó la institución insular, se señalaron algunas prescripciones que deberán aplicarse al proyecto final. Una de ellas se refiere a la necesidad de estudiar y documentar más profundamente las causas que provocan los problemas en el edificio y proponer a la postre una intervención más amplia para tratar de incidir en ellas. Por otro lado, se demanda también un tratamiento en los elementos de hierro anclados en la fachada para que la corrosión férrica no vuelva a provocar fisuras en la piedra o en los morteros. Se recoge también que no se aplicarán productos impermeabilizantes de manera sistemática en toda la superficie de la piedra. Por último, se demanda, como condición previa al inicio de las obras, un restaurador como asesor a la dirección de la obra.

Hace dos décadas, el edificio, que estaba ya muy degradado, sufrió una reforma tanto de la estructura como de la fachada y la cubierta. Antes de la intervención, casi todo el inmueble estaba destinado a viviendas, aunque después fue convertido en oficinas. Antes, en los bajos, había una botica, que después ha sido una tienda de ropa, una papelería, una bombonería y, por último, una cafetería.