Sa Nostra es uno de los sumos pontífices del coleccionismo en la isla. La entidad lleva la friolera de 125 años a sus espaldas acumulando patrimonio artístico. No en vano, una de las metas de la Obra Social de las entidades bancarias es facilitar el acceso de la sociedad a la cultura, así como fomentar la restauración y conservación del patrimonio histórico-artístico mediante una parte significativa de los excedentes de las cajas de ahorros.

Con este manojo de finalidades por montera, Sa Nostra ha logrado acumular en su fondo más de 5.000 piezas entre cuadros, esculturas, monedas, abanicos y demás vestigios históricos. "De todo ello, unas 2.000 obras son realmente importantes y significativas. El resto vienen a ser piezas complementarias", subraya Andreu Ramis, director de la Obra Social. Todo este patrimonio está repartido por las cerca de 250 oficinas del territorio balear. En septiembre, se trasladarán también obras a la sucursal que la entidad abrirá en Madrid, en la calle Alcalá. Una parte más pequeña del fondo está cedida a algunos museos, ya sea el caso de Es Baluard, o el Museu de Mallorca, y a otras entidades en muestras temporales. En estos momentos, especifica Ramis, Sa Nostra ha prestado un cuadro de Miquel Barceló sobre la temática de la charca a Ibercaja. En la actualidad, está expuesto en la Expo de Zaragoza. De todos modos, la obra más importante y significativa, a la que ha tenido acceso DIARIO de MALLORCA, permanece expuesta en la planta quinta de los despachos de Sa Nostra en el polígono Son Fuster.

Ramis relata que la idea de catalogar todas y cada una de las obras que posee Sa Nostra se asomó el año pasado por las mentes de los responsables de la entidad. El detonante fue la exposición organizada por la caja de ahorros con motivo de su 125 aniversario. "A partir de esta efeméride, comenzamos a promover el análisis de la colección y a encargar a especialistas análisis críticos de las obras". De momento, los trabajadores de la caja de ahorros funcionan con un escueto catálogo de uso interno que está completamente informatizado y que contiene información básica sobre cada pieza. Algo insuficiente vistas las joyas de arte moderno y contemporáneo que contienen sus cofres: mirós, barcelós, mompós, varios de Tàpies, obra gráfica de Francis Bacon, lienzos de Miquel Bestard, Ricardo Anckerman, José María Sicilia, Broto, Gordillo, Hernández Pijuán o Hans Hartung. Muchos de ellos, relata Ramis, se han adquirido en las subastas públicas más importantes del mundo, como son Sotheby´s y Christie´s. Mucha obra local se ha ido acumulando a partir de la cesión de las salas de exposición en la part forana por parte de la caja de ahorros a un artista determinado. A cambio, la entidad bancaria se quedaba con un cuadro. "Era una fórmula que se utilizaba hace unos veinte años", remacha Ramis.

Amén del amplio inventario de obra plástica, de cuyo estudio crítico se ocupará la catedrática de la Universitat de les Illes Balears, Catalina Cantarellas, Sa Nostra cuenta con un índice destacado de piezas en el apartado de artes decorativas. Las cerámicas de La Roqueta, mostradas en el Museu de Mallorca, y una serie de piezas arqueológicas halladas en los fondos marinos de la zona este de Mallorca, conforman este apartado. Además, se está restaurando en estos momentos un importante conjunto de piezas de vidrio romano, de cuyo estudio se ocupará Teresa Carreres, del Museu Arqueològic de Barcelona. El análisis sobre la colección de abanicos, "una de las más importantes del mundo", en palabras de Ramis, lo ha concluido Elvira González, la directora del Museo de Lluc. De los 700 abanicos recopilados de todas las épocas, ya se expuso una selección de los 70 más representativos el año pasado.

El peso más notable de la colección, todo hay que decirlo, reside sobre las artes visuales, básicamente en pintura, y algo menos en escultura y fotografía. En esta última disciplina, la profesora de la UIB Maria Josep Mulet elaborará el estudio crítico.

En definitiva, se precisará la impresión de varios catálogos para recoger y sintetizar la importancia de unos fondos extensos no sólo en obra autóctona, sino también en piezas de artistas de relumbrón internacional.