Ese futuro no es tan lejano. "De hecho, ya se ha realizado el primer campo de pruebas con un anuncio de palomitas en el que se ha utilizado, con el consentimiento de la familia, la imagen de Orville Redenbucher, el fallecido propietario de la empresa", cuya imagen en Estados Unidos resulta muy popular.

"Se consiguió que volviera de la tumba diez años después", asegura, "y además con un iPod", aunque no niega que el efecto que crea "todavía es un poco raro" y, de hecho, en YouTube se puede encontrar como "Creepy Orville Redenbucher Commercial" (anuncio espeluznante de Orville Redenbucher) en la dirección http://www.youtube.com/watch?v=Fcn4p213Zg8.

Y es que, con las nuevas tecnologías digitales y de grabación de voz -en poco tiempo se podría hasta registrar todos los tonos de una voz y conseguir que leyera textos que nunca ha pronunciado- conducen hacia "una sensación de control de la obra cinematográfica similar a la que un escritor tiene sobre su libro".

"En las películas todavía no podemos conseguir que, por ejemplo, haga el tiempo necesario para el rodaje" y, desde luego, "el concepto de actuación cambiará para siempre. Conseguir una interpretación más ceñida a lo que el director quiere será un ajuste técnico. Ya no habrá más problemas de motivación con los actores", explica.

Paul Devebec está considerado uno de los popes dentro de la animación digital, un campo tomado por una generación joven y poderosa que avanza a un ritmo vertiginoso.

"En 1997, por primera vez se vio un trabajo mío en el Electronic Theatre del SIGGRAPH -en el que se resumen las producciones más destacables del año en cine, televisión, videojuegos o publicidad- y diez años después yo lo presidía", afirma orgulloso.

Desde entonces hasta ahora, la carrera de Debevec se ha visto lanzada por un título clave, "The Matrix" (1999), la película que revolucionó la ciencia ficción que "dio al público algo que no había visto nunca" y, además, "con unos efectos especiales que atrapaban al espectador en la historia".

Ahora, tras demostrar su pericia para títulos como "Spiderman 2" (2004), "King Kong" (2005) y "Superman Returns" (2006) y realizar investigaciones que son un referente en la industria, estrenará en diciembre el que considera como otro hito en su carrera: "The Curious Case of Benjamin Button", una nueva colaboración entre Brad Pitt y David Fincher tras el exitoso tándem formado en "Seven" (1995).

"Es la historia de un hombre que envejece al revés: la película lo capta con 65 años y va perdiendo edad hasta morir de bebé", explica, y el principal desafío técnico ha sido el rostro del Brad Pitt senil, una creación enteramente digital que irá retomando la realidad facial del actor conforme rejuvenece.

"Son unos efectos especiales mucho más humanos que los de 'The Matrix'", explica Debevec, "y volveremos a conseguir algo que nadie había visto antes en una pantalla".

Pero, Debevec, metódico buscador de nuevas formas de sorprender al público, se muestra prudente con las posibilidades futuras: "Nos quedan, de momento, cinco años de novedades para el espectador".

¿Qué pasará después? El propio Debevec evita la respuesta, y contesta indirectamente con optimismo: "Dentro de 20 años, la diferencia respecto a la imagen actual será similar a la que nosotros notamos respecto a las películas de los años 50, que ahora parecen no encajar con el perfil de gran parte de la audiencia", asegura.

Como una suerte de oráculo de la realidad digital, Debevec ha sido la estrella del festival Mundos Digitales que hoy se clausura.

Además de la patente admiración que ha levantado entre colegas, ha ejercido de anfitrión de la pequeña muestra del Electronic Theatre que se ha traído desde California hasta el Teatro Colón de La Coruña y ha impartido la charla "Nuevas técnicas para adquisición, rendering y visualización de actuaciones humanas".