A pesar del elevado precio de las entradas -60 euros las más baratas-, el patio central de Conde Duque registró un lleno absoluto en su primera noche de conciertos.

Engalanados para una gran velada, los asistentes abarrotaron el graderío a la espera de que Diana Krall ofreciera en directo lo que tan sugerentemente propone en sus discos.

La cantante y pianista canadiense salió al escenario a las 21:30 horas acompañada por tres grandes del jazz: Jeff Hamilton a la batería, Anthony Wilson con la guitarra y el maestro John Clayton, para regocijo del público, en el contrabajo.

Hasta que cada uno de los músicos no hizo su primer sólo, Diana contuvo su voz y se "limitó" a disfrutar del enorme piano de cola desde el que contemplaba encantada a sus compañeros.

"Let's fall in love" fue el primer tema con el que acarició al Conde Duque, que cayó rendido ante el derroche de sentimiento y buen hacer que la intérprete destapó en tan sólo unos minutos. La gente marcaba el compás con sus pies mientras algunos pájaros, que apuraban las últimas horas de sol, improvisaban el quinto instrumento del grupo de jazz.

Diana Krall homenajeó en su siguiente canción al inolvidable Nat King Cole con una versión del "I will string along with you", sumándose al selecto club de músicos americanos que ya hicieran sus propias grabaciones -Louis Armstrong, B.B. King y Frank Sinatra, entre otros-.

El público y la cantante consiguieron tanta empatía que la ovación no pudo esperar hasta las últimas notas. La impaciencia de la grada por aplaudir todo lo que ocurría bajo los focos se convirtió en habitual y los intérpretes se engrandecieron buscando la complicidad de la gente que se había acercado a verles.

La técnica y el buen humor al contrabajo de John Clayton despertaban el mayor entusiasmo. Bromeó tocando en graves la "Macarena" y tanta era su expresividad que parecía que, si el músico perdiera su voz, podría hablar a través de su instrumento.

Otro de los grandes éxitos de Diana, "Devil may care", fue una buena excusa para la improvisación, y la guitarra y la batería se recrearon en sus afilados ritmos para deleite del público.

"Estaréis contentos -soltó la artista en inglés- porque hace dos noches hubo un muy buen partido para vosotros. Mis hijos, que tienen un año y medio, sólo quieren jugar al fútbol", bromeó.

La gente entabló un diálogo con ella y la cantante agradeció a su marido, el también músico Elvis Costello, y a su familia el haberla acompañado a España para disfrutar "del sol y el vino tinto".

Sin embargo, el sol ya había desaparecido y las pocas estrellas que se ven desde Madrid se acercaban disimuladas al cielo del Conde Duque para no perderse lo que quedaba de noche.

"Wonderful" y "Boulevard of broken dreams" protagonizaron los bises, que llevaron al cuarteto de jazz a despedirse media hora antes de la media noche ante un auditorio entregado.

Mañana el mismo escenario, aunque diferente público, verá en directo a Gloria Gaynor, que se acercará a España para presentar su gira del 30 aniversario de "I will survive". Será la segunda propuesta de un verano cargado de música en Conde Duque.