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Análisis

Un baño de autoestima

Nadie negará que el éxito o el fracaso de la temporada del Mallorca pasa por el ascenso, pero es indudable que ayer se vivió una mañana fabulosa en Son Moix, de principio a fin. El ambiente fue el de las grandes ocasiones, se notaba que no era una jornada cualquiera. A pesar de que solo hubo poco más de siete mil personas, o lo que es lo mismo, los que han aguantado esta Segunda B desde la primera jornada, los mallorquinistas se entregaron a la causa. Y estos son los que se merecen el baño de autoestima que se dieron ayer junto a unos jugadores que se han merecido ser los campeones de Liga, sin discusión. Por eso esta celebración, llena de sentimiento y orgullo después de tantos años de desastres y frustraciones, está más que justificada. Contrariamente a lo que sucede cada semana, la mayoría de espectadores no abandonaron su asiento al final porque querían vivir ese momento. Sí, solo es un honorífico título de campeón de grupo, pero es el camino para regresar, en apenas tres semanas, a la Liga de Fútbol Profesional. Eso es lo que marcará el destino de estos jugadores y de un club que necesita toneladas de cariño tras tantos esperpentos. La eliminatoria será otra historia, pero hay ganas de cosas importantes. Y lo de ayer fue la antesala de algo todavía mayor.

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