Faltaban poco más de veinte minutos para el final de un partido que estaba prácticamente finiquitado con el 2-0 que campeaba en el marcador. El Mallorca dominaba a placer a un rival que demostraba porqué está luchando de forma desesperada por evitar el descenso a Tercera. Abdón al cuarto de hora y Aridai a los dos minutos de la segunda parte habían puesto en clara ventaja a un equipo que se gustaba.

Hasta que apareció Abdón. De nuevo Abdón. Como en el minuto 14 cuando emuló a Cristiano Ronaldo -que días antes había marcado de tacón-, al aprovechar un remate de Salva Ruiz. Entre una maraña de jugadores, el delantero de Artà, sobrino del que fuera guardameta del Mallorca y Betis, Toni Prats, puso el pie para descolocar a Guillem, guardameta del conjunto gironí.

Se llegó al minuto 67 en pleno dominio del Mallorca, que por méritos debería ir con algún gol más de ventaja. James, que hacía cinco minutos que había entrado al terreno de juego en sustitución de un Bustos más que discreto, corre la banda izquierda y coloca un centro al área del Olot. Y por allí aparece Abdón para rematar de forma espectacular, como muestra la excelente fotografía de Miquel Ramis. Abdón, que se mueve en un palmo de terreno, se eleva levemente para acertar en el remate. Marca todos los tiempos que se requieren para golpear a la pelota de manera certera, como un devorador del área. Ha sido, sin duda, el gol de la temporada. Muy similar al que marcó al Saguntino en el inicio de temporada, aunque el del domingo es de más bella factura. Consciente de la obra que había firmado, Abdón celebró su gol de manera efusiva, acompañado de sus compañeros, que no daban crédito a lo que había hecho el mallorquín.

El gol supone una especie de alivio para el punta mallorquinista, rojillo de nacimiento, que no lo ha tenido fácil esta temporada pese a gozar de la confianza de Vicente Moreno. Ha formado dupla con Álex López y, con once goles, ya es el máximo artillero del equipo. Pero Abdón, de 25 años, que ya sabe lo que es ganarse el sueldo fuera de la isla -ha jugado en el Racing y Mirandés- ha sufrido con una sequía goleadora que se ha prolongado 18 jornadas. Demasiado tiempo para cualquier goleador que se precie.

El domingo rompió esta nefasta racha de la mejor manera, con una obra maestra que hubiera acaparado portadas si la hubiera firmado otro. Un gol de bandera que hizo las delicias de la afición.