La mejor muestra de que al Mallorca le cuesta horrores crear ocasiones de gol y, por consiguiente, marcar, es que hay que remontarse al pasado 4 de febrero para encontrar el último gol marcado que no sea a balón parado. Fue Joan Sastre cuando perforó la portería del Ontinyent tras una gran jugada que, además, supuso la victoria para los rojillos. El resto de goles han llegado todos a balón parado, el último de ellos el domingo en Valencia cuando Salva Sevilla batió a Cristian de falta. Lo mismo hizo Abdón en Cornellà para maquillar en el último minuto una derrota contundente (3-1). Aridai y Lago han marcado de penalti ante Villarreal B (1-1) y Hércules (1-1) y Sastre batió al Formentera en el último minuto tras cabecear un saque de esquina. Seis partidos sin conocer la victoria, con tres derrotas y otros tantos empates. De hecho, para encontrar el último triunfo del equipo hay que remontarse al 19 de febrero, cuando el equipo se impuso al Alcoyano por 1-0, marcado de penalti por Bonilla.
Este mes y medio sin conocer la victoria ha coincidido con la peor racha de goles encajados. Nueve veces ha tenido que recoger Reina el balón del fondo de su portería en estos seis encuentros, poniendo en entredicho una solvencia defensiva que fue la envidia de todos en el comienzo de la temporada, hasta el punto de que alcanzó la décima jornada habiendo encajado únicamente dos goles, los que marcó el Saguntino en Palma que no le sirvieron tan siquiera para llevarse un punto.
Pese a esta negativa racha de goles en contra, sorprendentemente el equipo continúa siendo el menos goleado con 22 tantos, uno menos que el Villarreal B, dos menos que el Sabadell y tres menos que el Alcoyano. La línea defensiva hace tiempo que ha dejado de ser fiable, lo que unido a sus problemas en ataque explican el bajón del equipo y que solo la irregularidad de sus perseguidores haya evitado que siga liderando la clasificación.
