El Mallorca ya sabe perder en casa. Ante un Ebro ordenado y que ha sabido aprovechar su oportunidad, el conjunto rojillo ha encajado su segunda derrota consecutiva, la tercera de la temporada, en un partido para olvidar y que ha provocado el enfado de la afición, que ha despedido al equipo con pitos de forma totalmente merecida. El equipo no está bien. Ha perdido esta chispa que le ha caracterizado toda la temporada. Le cuesta crear ocasiones y las concede en cada partido

El Mallorca ha protagonizado otro primer tiempo para la basura. Como cada domingo, sobre todo cuando juega en casa, le cuesta enchufarse a los partidos. Se puede entender que un duelo contra el modestísimo Ebro, un barrio de Zaragoza, no es el mejor plan del mundo para un soleado domingo por la mañana. Pero es lo que hay. Es lo que toca en estos tiempos de miseria. Y el día en la oficina se ha de cumplir a rajatabla. A poder ser con nota.

La modorra de las primeras partes se ha saldado con un gol al cuarto de hora. En una falta de concentración difícil de entender en un equipo que se juega tanto, Michele, un defensa, ha cabeceado a placer un saque de esquina. El balón ha superado a un Reina que se ha limitado a ver cómo el balón se introducía en su portería. Ha dado la impresión de que ha podido hacer algo más.

Tocaba remontada ante un rival que afrontó el partido con las ideas muy claras. Larraz, entrenador del conjunto aragonés, ha plantado una defensa de cinco, con tres centrales, que se le ha atragantado a los de Moreno. Salva Sevilla, omnipresente, ha sido el único jugador clarividente en un equipo que parece que vuelve a atravesar una pájara monumental. Faltan ideas en ataque para superar defensas tan cerradas.

Moreno ha apostado por su once tipo a la espera de recuperar a los sancionados Raíllo y Álex López y al lesionado Lago, prácticamente a punto. Aridai y Fran Gámez fueron los extremos. El excapitán del Saguntino le ha ganado la partida a Bustos, otro refuerzo de invierno, una jornada más en el banquillo. Fran Gámez ha estado espeso, como sus compañeros. Un par de buenos centros a la olla ha sido su principal aportación, pero no han encontrado rematador. Cedric ha vuelto a desperdiciar una oportunidad, y van; Abdón se ha mostrado excesivamente individualista, hasta el punto de que Moreno le ha llamado la atención en una jugada en la que se ha emborrachado de balón.

Tocaba lavar la imagen en la segunda parte. Por lo ofrecido en el primer tiempo, nada, y, sobre todo, por lo poco que ofreció en Cornellà el pasado domingo. Ha mejorado muy poco el equipo. Es verdad que le ha puesto una marcha más, insuficiente para superar el orden del Ebro, que no se ha salido ni un milímetro del guion escrito por su entrenador. Los minutos pasaban y las ocasiones de gol escaseaban. La más clara, por no decir única, la de Aridai en el minuto 60. En un lanzamiento en largo de Reina, el balón le llega al extremo, que estrella el balón en el larguero.

Moreno ha movido el banquillo. Ndi ha entrado por un inoperante Fran Gámez en el minuto 57 y Bustos por Cedric ocho minutos después, que se ha ido entre pitos. El delantero no acaba de arrancar y, ante la inminente vuelta de Álex López, se le están acabando las oportunidades.

Ha insistido e insistido el Mallorca, pero hoy no ha tenido el día. Las ocasiones de gol han brillado por su ausencia, y así es muy difícil pensar en conseguir algo positivo.

Las derrotas siempre llegan en mal momento, por mucho que la ventaja sobre el segundo, ahora de ocho puntos, siga siendo un colchón más que interesante. Pero el equipo debe visitar ahora campos complicados, como el Villarreal B el próximo domingo, su gran rival por la primera plaza, Elche y Hércules. El equipo debe exigirse un cambio radical si quiere mantener la renta de puntos. Partidos como el de hoy no se pueden volver a repetir.

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