Es el primer paso del tramo decisivo que le debe llevar al ascenso a Segunda División en 2018. O al menos eso es lo que marca la hoja de ruta de un Real Mallorca que ayer por la tarde regresó al trabajo tras disfrutar de nueve días de vacaciones de Navidad. El aparcamiento y el vestuario de Son Moix se convirtió en el escenario de abrazos y confidencias tras pasar unas fechas tan señaladas en sus respectivas ciudades junto a sus familiares y amigos. A las 17:30 horas tocaba calzarse las botas y ponerse a las órdenes de Vicente Moreno y del preparador físico Dani Pastor, que ayer gozó de mucho protagonismo porque los jugadores debían quemar, por muy tópico que suene, todos los excesos de estas fiestas.

El único que no saltó al húmedo césped fue Raíllo, que esta semana se ejercitará por precaución en el gimnasio. El central sufrió una sobrecarga muscular que le obligó a ser sustituido ante el Deportivo Aragón en el último partido de 2017. Se espera que pueda entrenarse sin problemas a partir del próximo martes, ya con la mirada puesta en el duelo que abrirá 2018, el domingo 7 de enero ante el Peralada en Son Moix (12 horas).

Moreno, además, dio una buena noticia a sus pupilos porque les ha concedido libre el día de Nochevieja y Año Nuevo para que puedan estar con los suyos. A partir de ahí, la Liga ya no parará hasta el 13 de mayo, fecha en la que el líder Mallorca espera ser campeón de Liga y aguardar rival en la promoción de ascenso. Pero para todo esto todavía queda mucho y lo mejor es seguir el triunfal ritmo de antes del parón, con doce triunfos, siete empates y ninguna derrota. No queda otra.