El Mallorca se despide hoy de un terrible 2017 con la ilusión de que en 2018 recupere la categoría perdida hace seis meses. El Deportivo Aragón es el último rival de un año para olvidar marcado por el traumático descenso a Segunda B, una división en la que no militaba desde 1981. Salir del fútbol profesional fue un mazazo de gigantescas dimensiones, pero los que hoy saltarán al césped son los que están tratando que se quede en un grave accidente, por duro que sea, de solo un curso.

Este es el objetivo y la exigencia del propio dueño de la entidad, Robert Sarver, y de la que son plenamente conscientes en el vestuario de Son Bibiloni. La llegada del banquero norteamericano, que aterrizó con grandes expectativas, no pudo empezar peor por la nefasta campaña en Segunda, que sacó las vergüenzas a todos los integrantes de un plantel que pasará a la historia por su lamentable rendimiento.

Las consecuencias son todavía incalculables, pero a pesar de que el club sigue con el mismo propietario y los mismos gestores, con el consejero delegado Maheta Molango y el director deportivo Javi Recio a la cabeza, todo apunta a que la oportunidad del ascenso está cerca. Otra cosa será lo que suceda en la promoción, pero los bermellones llevan ritmo de ser primeros en la Liga y, por lo tanto, afrontar la eliminatoria de campeones.

Sin embargo, antes de todo eso, queda mucho camino por recorrer en lo deportivo. Los de Vicente Moreno deben seguir con el pie apretado en el acelerador para seguir demostrando su ambición. Las doce victorias y seis empates en las dieciocho jornadas explica perfectamente la trayectoria del Mallorca en esta primera vuelta, que se puede cerrar sin derrotas si hoy supera al filial del Zaragoza. “Es algo que aún no somos conscientes de la dificultad que tiene. Los chavales han trabajado mucho para conseguirlo”, recordó muy orgulloso Moreno en su comparecencia del viernes ante los periodistas.

Todo lo que no sea un triunfo esta mañana de los locales en Son Moix será una monumental sorpresa por la trayectoria tan diferente de ambos equipos. Los maños son colistas y solo han ganado un encuentro, aunque curiosamente este triunfo se produjo en la anterior jornada ante el Formentera (2-1). Los baleares han empatado los tres últimos encuentros, por lo que un triunfo ayudaría a afrontar las vacaciones navideñas con un mejor sabor de boca.

Las graves lesiones de Giner, que se despide de la temporada, y de Lago, que estará tres meses alejado de los terrenos de juego, abre las puertas a que se produzcan cambios en el once, sobre todo para sustituir al africano.

Cano y Bryan Reyna se disputan un puesto en una banda ya que la otra parece que será para Pol Roigé, aunque no es descartable que el canterano James pueda tener su oportunidad después de superar sus molestias físicas. Lo que sí es seguro es que Manolo Reina estará en la portería, con Joan Sastre, Raíllo, Xisco Campos y Bonilla en la defensa. En el centro del campo Moreno podría introducir a Damià para formar el doble pivote con Salva Sevilla, por lo que sería una pareja más creativa que si el elegido fuera Pedraza, de corte más defensivo. Abdón y Álex López ocuparán la delantera y buscarán romper la sequía de los últimos encuentros, en los que se han mostrado desacertados. Así los turrones sentarán mucho mejor.