“És de Porreres, Joan Sastre és de Porreres”, gritaban orgullosos decenas de mallorquinistas en las gradas justo cuando el lateral derecho se acercaba a agradecerles el apoyo. El canterano, con un disparo desde fuera del área en el minuto ochenta y nueve, acababa de evitar la primera derrota de la temporada e, incluso, por extraño que parezca remarcarlo, de la pretemporada. Este tanto, que jamás olvidará el defensa porque es el primero de su carrera con los mayores, sirvió para sumar un punto que mantiene al Mallorca invicto a solo una jornada para finalizar la primera vuelta.

Sin embargo, fue un mal partido de los bermellones, que también se vieron claramente perjudicados por el árbitro canario Pérez Peraza, que dejó de señalar dos claros penaltis, uno en cada parte, sobre Pedraza y Abdón. Además, este duelo puede tener consecuencias graves por la lesión de Lago, que tuvo que pedir el cambio en el minuto cincuenta y cinco por un fuerte dolor en la rodilla tras una acción en la que nadie le tocó. De hecho, abandonó el estadio sin poder apoyar el pie y los más pesimistas temen que tenga un problema en la rodilla, como el que hace dos semanas padeció Giner y que le mantendrá seis meses fuera del césped. Después de las pruebas de hoy se conocerá el alcance real de la lesión de un futbolista imprescindible, por mucho que tampoco estuviera fino en las últimas jornadas. No hay que engañarse. Los bermellones, que no jugaron bien, ni mucho menos, están atravesando un bajón en su juego, pero ni en su peor momento, por llamarlo de alguna manera, han perdido. Sufre para marcar, incluso para generar ocasiones de peligro, pero este tercer empate consecutivo no puede hacer saltar ninguna alarma. Ni en broma.

La realidad es que cualquier mallorquinista hubiera firmado en agosto que su equipo fuera líder en la jornada dieciocho con la friolera de nueve puntos respecto el segundo. Los de Vicente Moreno se han ganado el derecho a disfrutar de un cierto margen de error tras su fabuloso inicio, con doce victorias y seis empates, unos guarismos que cualquiera de los ochenta equipos de Segunda B firmaría a estas alturas de curso. No obstante, tampoco hay que mirar hacia el otro lado, sobre todo porque queda mucho por delante. El Badalona, que demostró con orden la razón por la que todavía no ha perdido en su casa, se encontró con el premio del gol a los veinticuatro minutos. El Mallorca solo se había acercado en al área rival en una jugada en la que Pedraza reclamó, con razón, penalti, y que el colegiado evitó señalar. La respuesta fue poco después ponerse por debajo en el marcador. Sergio Maestre, en una falta de intensidad impropia de los rojillos, se coló hasta la frontal sin oposición y su disparo rebotó lo suficiente en la pierna de Xisco Campos como para dejar sin reacción al portero Manolo Reina.

Ese mazazo obligó a espabilar al líder, que no está acostumbrado a ir por debajo en el marcador. Bonilla estrelló un balón en el poste tras un tiro de falta y Abdón se quedó a centímetros de conectar un gran centro de Salva Sevilla en el corazón del área. El Mallorca no solo no mejoró en la reanudación, sino que el Badalona, sorprendiendo a la contra, creó peligro. Eso sí, el árbitro no pitó otro claro penalti del portero Morales sobre Abdón en el minuto setenta. Y cuando parecía que iba a llegar la primera derrota, Joan Sastre apareció para soltar un disparo que rozó en un zaguero y se metió al fondo de la portería a un minuto del 90. Quizá fue la suerte del grande.

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