El Mallorca ya es el campeón de invierno de este grupo tercero de la Segunda División B cuando hay aficionados que ni siquiera han sacado sus chaquetas de abrigo del armario. La enorme superioridad del equipo de Vicente Moreno se refleja en este título honorífico, que llega en la jornada quince, cuatro antes de que finalice la primera vuelta. El triunfo ante el Elche (2-0), que era su más directo perseguidor y que ahora está a catorce puntos, más el empate del Villarreal B el sábado ante el Sabadell (0-0), deja ya en inalcanzable la diferencia en la clasificación, ya que los amarillos están a trece cuando quedan doce puntos en juego.

Los bermellones restan importancia a este éxito, pero sí sacan pecho porque significa que están en el camino adecuado. Lo que es seguro es que los números son demoledores. El Mallorca ha sumado doce victorias y tres empates y, ni siquiera en la pretemporada, no ha perdido ningún encuentro. Solo no ha tumbado al Atlético Baleares (0-0) y Formentera (1-1) como visitante y al Hércules (1-1) como local, con un balance de goles que también explica lo que está sucediendo. Ha anotado veintiséis dianas, un cifra muy elevada y que solo supera el Mestalla -veintinueve-, pero todavía llama más la atención su solvencia defensiva. El portero Manolo Reina -Parera no encajó en su partido ante el Lleida- solo ha recibido cinco goles, un dato que le convierte en el menos goleado de los cuatro grupos de la Segunda B. Ser campeón de invierno con estos guarismos invitan al optimismo, pero Moreno pide prudencia porque ni siquiera reciben una trofeo. Y tiene razón.