Para los desconocedores de la geografía española. ¿Villanueva del Trabuco?

Es el pueblo en el que nací. Es una localidad de Málaga que está un poco metida en el interior y donde hay muy buena gente. Recomiendo a la gente que si se pasa por Málaga, pase a visitarlo.

Gentilicio.

Trabuqueños (ríe).

¿Manoplas y bajo los tres palos desde pequeño?

Sí, desde siempre.

¿Venía en los genes?

Bueno, mi padre también era portero, pero de discoteca, no sé si me habrá venido por ahí, pero la verdad es que desde los seis o siete años me ponía siempre con los amigos de portero y mira, no fue la cosa mal.

¿Se vive mejor triunfando en una categoría inferior que sufriendo en una superior?

Creo que lo importante, estés donde estés, es que des el 100%. Al final tanto en una categoría superior como en otra más baja, lo importante es disfrutar. Ahora estoy en el Mallorca, estoy muy contento, salen las cosas bien y es el camino que debemos seguir.

¿Cómo le convencen para venir a un Segunda B?

Venir al Mallorca no es lo mismo que bajar a cualquier Segunda B. Para mí no era dar un paso atrás ni mucho menos. Cuando me propusieron la opción de venir aquí, no me lo pensé ni un segundo. Lo único que me preocupaba era ver cómo podía salir del Nàstic. Había vivido allí un año un poco complicado y quería cambiar de aires. Me surgió la oportunidad y el resto ya lo sabéis.

¿Ayudó que le ofrecieran tres años?

Sí, está claro. Allí me quedaba tan solo uno y aquí me ofrecían tres. Está claro que eso me ayudó a tomar la decisión para rescindir el contrato con el Nàstic.

Siete partidos, seis victorias, líderes destacados de Segunda B, ¿era lo que esperaba?

Sabía que venía a un club grande y que íbamos a estar arriba, pero la verdad es que no esperaba que el equipo arrancara así de bien desde un principio. Creo que somos un grupo muy unido y sabemos lo que nos espera este año. Al final lo único que podemos hacer es salir cada partido a darlo porque, estando en el Mallorca, la calidad es un hecho.

Tan solo dos goles encajados. Solo el portero del Burgos le supera en este registro.

Al final, independientemente de la categoría en la que nos encontremos, una de las claves es tener una gran solidez defensiva. En nuestro equipo la tenemos y además también contamos con jugadores arriba de muchísima calidad, si seguimos en esta línea, vamos a sacar muchos partidos.

Contar con Sastre, Raíllo, Xisco y Bonilla ayuda para mantener la portería a cero. Se le ha visto meter pocas broncas hasta el momento a sus compañeros.

Está claro que hay buenos defensas, pero de vez en cuando hay que pegar alguna voz para que se espabilen y no se relajen (ríe). Lo bueno es que hay buena sintonía entre todos y que las críticas que podemos hacernos son siempre en una línea constructiva.

Usted ha vivido el lado dulce y el amargo de los play-off, todos con Vicente Moreno.

Ya he vivido tres eliminatorias de play-off con el Nàstic. En el 2013-14, quedamos primeros pero nos quitaron tres puntos por alineación indebida ante el Baleares. Acabamos cuartos en la tabla y jugamos play-off. Pasamos la primera ronda, la segunda y en la tercera nos tocó el Llagostera y fue muy complicado. Llegamos a prórroga, nos expulsaron a Xisco Campos, nos pitaron un penalti, la afición del Llagostera nos agarraba cuando sacábamos de banda y nos eliminaron. Fue un palo muy duro, pero decidí quedarme y en la temporada 2014-15 conseguimos subir en primera ronda. En la 2015-16, estando ya en Segunda, acabamos terceros en la tabla, pero acabó subiendo el sexto clasificado, el Osasuna, que se había metido en los play-off de chiripa.

¿Tiene miedo de que puedan llegar sobrados a los play-off y el equipo se relaje en exceso?

Miedo no, firmaba ahora mismo ser campeones cinco o seis partidos antes de que finalizara la Liga. Aquí no se va a relajar nadie, eso lo tengo claro. Debemos ir a lo nuestro, pensar en el próximo encuentro ante el Cornellà, que tiene muy buen equipo, e ir partido a partido, no hay más.

¿Qué se le perdió por Chipre durante la temporada 2012-13?

Eso me pregunto yo (ríe). Venía de un año complicado en Cartagena y me dieron la opción de salir al extranjero, tenía ganas, me apetecía vivir una experiencia nueva y probé.

En esto del fútbol, ¿es importante la veteranía?

Creo que la veteranía la puede tener igual uno con 30 que uno con 25. Hoy en día salen jugadores con 20 o 22 años que parece que llevan toda la vida jugando.

Entonces, ¿usted y la picardía siempre han ido de la mano?

Sí, por supuesto. Cuando debuté con el Málaga en Primera, tendría 20 o 21 años, fue en el único partido que lo pasé mal. A partir de ahí me dije a mí mismo que eso no me pasaría más y siempre he sido así, no es porque ahora tenga 32 años.

En el derbi ante el Baleares, Gerard Oliva se fue a la calle por una tarjeta que usted pidió, cuando el jugador no le había tocado. ¿Esto es fútbol?

Que no me tocara es relativo. El árbitro no saca la tarjeta por tocarte o no tocarte, la saca por el gesto de la plancha. De todas formas, es una jugada que ya pasó, creo que recurrieron y no se la quitaron, así que algo vieron que no fue solo fingir. Hay que aprovecharse de todas las cosas que nos rodean.

Siempre se le ve bromeando con sus compañeros. ¿Quién se toma mejor y peor las bromas?

Hay gente que se las toma muy bien, por ejemplo Bonilla es de los que mejor lo lleva, pero hay otros que son mucho más picones. Raíllo se enfada mucho y Álex López tampoco lo lleva nada bien, pero no pasa nada, se acostumbrarán.