De forma agónica. Pero el Mallorca sumó su tercera victoria en cuatro partidos ante un Atlético Saguntino que vendió cara su derrota. Dos goles de Abdón y uno de Salva Sevilla, en un lanzamiento magistral de falta a nueve minutos del final cuando el marcador registraba un empate a uno, dieron la victoria a los rojillos ante un rival que maquilló el resultado con el tiempo cumplido para establecer el 3-2 final. Lo que se vio ayer es lo que espera al Mallorca esta temporada. Equipos sin nombre, a priori víctimas propiciatorias, que se suben a las barbas del gigante equipo rojillo, que tuvo que sudar de lo lindo para cantar victoria.

Un gol, en realidad un golazo de Abdón Prats a los cuatro minutos, sirvió para encarrilar la victoria y sumar tres puntos más en la clasificación. El equipo de Moreno consiguió la victoria en su mejor partido hasta el momento. Sin duda, el gol del mallorquín de forma tan temprana ayudó a que la tranquilidad se instalara en el campo y en la grada, algo mosqueada por la dificultad para perforar las porterías rivales.

El gol de Abdón merece un comentario aparte. Por su belleza, por la confección de la jugada, por la estética del remate, digno de quedar inmortalizado. Para un gol de esta dimensión se necesita que alguien, desde el extremo, dé la posibilidad de lucirse logrando buenos centros y no melones, como estamos acostumbrados por estos lares. Pero el Mallorca cuenta esta temporada con la fortuna de disponer de un lateral con una zurda de oro, Bonilla, un profesional de los que no salen en los medios, que vive y se siente a gusto en el anonimato. Llega del Pontevedra y todo apunta a que será el lateral izquierdo del Mallorca unas cuantas temporadas.

El partido pudo quedar resuelto en la primera parte si sendos remates de Sastre y Cedric, a los 33 y 38 minutos, respectivamente, no hubieran chocado con la madera. El del defensa se fue al palo y el del delantero al larguero tras un cabezazo espectacular que mereció ser gol. El centro, por supuesto, fue de Bonilla.

Y así se llegó a la segunda parte. Con el miedo en el cuerpo de los aficionados por la exigua renta en el marcador y porque el Saguntino, un equipo disciplinado y poco más, se prodigaba más en el área rojilla. Había un cierto aire de conformismo, una actitud siempre peligrosa. Que acabó pagando el once de Moreno. A los 63 minutos, una jugada embarullada en el área rojilla fue aprovechada por Marín para empatar. Es el peligro de jugar con fuego. Era el primer gol que encajaba el Mallorca en la Liga. Han tenido que pasar 333 minutos para ver recoger a Reina el balón del fondo de su portería.

El Mallorca se tuvo que poner las pilas. Le costó, pero obtuvo premio. Y de la manera más sorprendente. Poco después de que Bryan Reyna entrara al terreno de juego y estrellarra el tercer balón a la madera, en el minuto 81 se produjo la jugada clave del partido. Falta a favor del Mallorca. Abdón se prepara para lanzar, pero justo en ese preciso instante Moreno da entrada a Salva Sevilla, un especialista en el lanzamiento de faltas. El exjugador del Espanyol, que debutaba en Liga tras fallar un penalti el miércoles en la Copa, habla con Abdón y decide que él ejecutará el lanzamiento. Y lo hace de manera magistral, por toda la escuadra. Imposible tener mejor debut, con el gol que adelantaba a los suyos a nueve minutos del final. A dos de los 90, Abdón marcaría el tercero al cabecear un centro del propio Salva Sevilla. El Saguntino acortaría distancias y establecería el 3-2. No había tiempo para más. El Mallorca sigue sumando y, tan importante como esto, sigue creciendo en una categoría que le es desconocida. Con sufrimiento, pero cada vez con las ideas más claras de lo que tiene que hacer.