Por si quedaba alguna duda, Salva Sevilla ha sido el último ejemplo de que los futbolistas solo vienen al Mallorca esta temporada con contratos largos. Los 33 años del centrocampista almeriense no han sido obstáculo para que el consejero delegado y el director deportivo accedan a una firma que ligará al jugador cuando ya haya soplado 36 velas. Con el agravante de que Sevilla, del que nadie duda de su calidad, llega precedido por un rosario de lesiones que le han dejado prácticamente inactivo durante la pasada temporada en el Espanyol. Hablemos claro: tres temporadas para un jugador que ha sobrepasado con creces la treintena es un riesgo que no hacía falta correr. Salva Sevilla debería hacer la ola a su representante, que ha conseguido un contrato que le obliga a obviar que se trata de un club de Segunda B. Llama la atención que ni un equipo, no ya de Primera, sino de Segunda, haya mostrado interés por un jugador que hasta hace solo dos meses militaba en la máxima categoría. Salva Sevilla ha conseguido un retiro dorado en Mallorca y en el Mallorca. Esperemos que le dé tiempo de demostrar lo que realmente vale.
