Dos partidos, dos victorias, dos goles a favor y ninguno en contra. El balance del Real Mallorca en este inicio de temporada en Segunda B es impecable, de esos que cualquier aficionado de los bermellones hubiera firmado el 10 de julio, cuando empezó la pretemporada.
Los seis puntosseis puntos que acumula en la clasificación, después desuperar al Peralada (0-1) y a la Peña Deportiva (1-0), es la mejor noticia posible, pero da la sensación de que el margen de mejora en cuanto al juego es enorme. Porque los de Vicente Moreno han ganado, pero no han brillado. Quizá no hace falta, a buen seguro en esta categoría es menos importante hacerlo, entre otras cosas porque en menudos terrenos de juego como el de Peralada es complicado lucirse. El Mallorca se ha mostrado muy práctico en los dos choques oficiales, uno de los sellos del preparador valenciano. Ambos adversarios son recién ascendidos, pero la portería defendida por Manolo Reina ha pasado por pocas dificultades. La defensa ha demostrado solvencia, con Raíllo como jefe, pero tanto en la organización del juego como en ataque queda mucho por evolucionar, tal y como reconoció el propio Moreno.
"Me quedo con el resultado y con la respuesta del público", reconoció el sábado, que no disimuló a la hora de sacar a relucir la carencias que adivinó en sus pupilos a pesar de superar a los ibicencos. "Creo que podemos hacerlo mucho mejor de lo que lo hemos hecho contra la Peña. Seguramente si hubiéramos estado más finos, habríamos gozado de más oportunidades", explicó con cierto tono de resignación.
Precisamente el aspecto creativo es uno de los puntos que deben trabajar los rojillos. Frente a los ibicencos estuvieron espesos y crearon peligro gracias a acciones puntuales, como la del tanto de Lago Junior. Álex López condujo un contraataque, abrió a la banda para el lateral izquierdo Bonilla, una de las sorpresas agradables de este inicio, que centró al corazón del área para que el africano marcara.
Pero lo cierto es que al Mallorca le faltó fluidez, tanto en el centro del campo como en ataque. El doble pivote formado por Pedraza y Damià Sabater fue demasiado plano y provocó que el juego, sin velocidad, fuera previsible. Apenas creó ocasiones, aunque es cierto que en la segunda mitad, con la entrada de Bryan Reyna y Abdón, que apuntan a titulares después de ser suplentes en los dos partidos, dio vida a los suyos con más intensidad. Igual sucedió en Peralada, aunque en este encuentro los baleares crearon más peligro que el sábado, por mucho que el resultado fuera el mismo. Está por ver cómo responderá el Mallorca frente a rivales más exigentes, como el Elche, Hércules, Villarreal B o, sin ir más lejos, el próximo sábado el Atlético Baleares, pero es evidente que el equipo necesita ir a más. Y jugadores llamados a ser protagonistas, como Pol Roigé, también. El extremo ha sido sustituido en ambas ocasiones después de una discreta actuación, justo lo contrario que Lago Junior, que se ha echado el equipo a la espalda. Quedan treinta y seis encuentros por delante, como mínimo, por lo que hay tiempo de sobra para progresar. Pero este arranque tan bueno, en cuanto a resultados, invita al optimismo. La premisa es ganar. Y lo hace.
