Mallorca y Atlético Baleares parten esta temporada como claros candidatos al ascenso a Segunda División B. Sus objetivos para la campaña que arranca mañana sábado en el Grupo III es estar al final de la liga regular en plaza de play off y pelear por subir al fútbol profesional. Para los rojillos es una obligación, para los blanquiazules una autoexigencia.

No estarán solos los dos equipos mallorquines en su intento de cumplir con un calendario que en junio de 2018 debe cerrarse con el ascenso, porque Mallorca y Atlético Baleares han configurado sendas plantillas de gran potencial. Al menos, así lo consideran sus principales rivales en un Grupo III que vuelve a ser el más fuerte de la división de bronce.

De hecho, hasta siete equipos se han postulado para luchar por las cuatro primeras plazas, las que dan derecho a pelear por el ascenso. Además de los mallorquines estarán en la pugna el Elche -junto al Mallorca el gran favorito para ser campeón de grupo-, Hércules, Sabadell, Lleida y Villarreal B. Que pueden ser ocho si al Valencia Mestalla acaban regresando varios de los futbolistas que ahora hacen la pretemporada con el conjunto de Primera.

El Mallorca ha configurado un grupo experimentado, conocedor de la categoría y con calidad y ganas de vivir una temporada de éxito. Tanto en el banquillo, en donde está Vicente Moreno, como en el césped con Lago Junior de referente y la presencia de un buen número de futbolistas de nivel superior a la Segunda B como Campos, Raíllo, Reina, Pedraza o José Ángel, por señalar a unos pocos.

La plantilla parece de garantías para estar arriba desde el inicio de la Liga, igual que la de un Elche que, también descendido -y con ayuda por el descenso incluida-, ha sacado el talonario para darle al entrenador Vicente Mir casi todo lo que ha querido; y especialmente para labores ofensivas con Collantes, Iván sánchez, Nino, Lolo Plá o Benja.

Tras ellos aparecen un cuarteto de aspirantes que encabeza el Atlético Baleares, capaz de mantener el bloque del año anterior y reforzarlo con futbolistas de calidad y hambre. Superar la campaña anterior es su reto: el ascenso.

También lo es para el Hércules, que después de superar una nueva crisis institucional y económica, tras el fracaso de la pasada campaña, ha dado este verano un golpe en la mesa: Gustavo Siviero y jugadores de nivel como Samuel, Santamaría, Falcón, Carlos Fernández o el veteranísimo Juli (exdelantero del Córdoba) refuerzan a los Paco Peña, Miñano, Checa, Chechu o Berrocal, una campaña más obligados a ascender.

Otro histórico, el Sabadell, ha tirado de billetera tras el cambio de propietarios y fichó a Toni Seligrat -varias promociones en los últimos años- de entrenador. A falta de algún retoque (el último en llegar fue Mario Rodríguez, del filial del Real Madrid), el equipo es para estar arriba.

Situación parecida es la del Lleida, que quizás note la renovación en una plantilla que, como las del Alcoyano, Llagostera o Cornellà prometen guerra. Como el Villarreal B, que a falta de experiencia intentará hacer valer la calidad de sus jóvenes futbolistas.