El Real Mallorca anunció ayer la ampliación del contrato de Lago Junior hasta 2021. Todo apunta a que el delantero de Costa de Marfil, que acababa contrato en junio de 2019, seguirá esta temporada en Segunda B, a pesar de que ya había manifestado al club su deseo de marcharse.

Lago, que marcó seis goles la pasada temporada en los cuarenta encuentros que disputó -treinta y ocho como titular-, tenía propuestas sobre la mesa del Oviedo, Cádiz y Córdoba para seguir en Segunda División. El africano quería abandonar Son Moix, pero la entidad le había dejado claro que contaba con él y que si se marchaba sería traspasado porque su ficha no suponía un problema.

Su cláusula es de ocho millones de euros, pero el Mallorca le hubiera dejado escapar por una cifra algo superior a los 1,5 millones, una cantidad inalcanzable para los clubes de la categoría de plata que le pretendían.

Un aspecto que ha sido fundamental para que Lago Junior ampliara su vinculación con los bermellones es la cercana relación que mantiene con el técnico Vicente Moreno, con el que coincidió en el Nàstic de Tarragona. El valenciano está convencido de que el delantero puede ser diferencial en la división de bronce, tal y como sucedió en la temporada 2014/2015, en la que ascendió con los catalanes a Segunda. De hecho, el entrenador se ha mostrado satisfecho por la actitud del futbolista en estas primeras semanas de trabajo, a pesar de ser consciente de que estaba pendiente de su futuro profesional.

Lago está llamado a ser la referencia ofensiva del Mallorca, que considera que junto a Abdón, Álex López y Cedric tiene suficientemente cubierta la posición de delantero centro. Eso sí, la polivalencia en ataque del atacante ayuda al esquema de Moreno. Sin ir más lejos, en el estreno de esta pretemporada de los rojillos ante el Poblense ocupó la banda izquierda. Su velocidad y potencia es su mayor aval, sobre todo en una categoría como la Segunda B.

El Mallorca pagó 240.000 euros en enero de 2016 al Mirandés por sus servicios. Había marcado siete goles en media temporada en Segunda, pero después de un prometedor inicio, su rendimiento cayó en picado, aunque anotó tres tantos. Y la pasada campaña, en la que metió seis, no pudo evitar el desastre a pesar de ser uno de los más utilizados por los entrenadores.

Ahora el Mallorca debe resolver los otros tres problemas que tiene sobre la mesa. Raíllo, Damià Sabater y Pol Roigé, con contrato en vigor, quieren marcharse, pero el club no les deja. Es la misma situación que tenía con Lago, aunque está por ver si se repetirá el desenlace.