El binissalemer regresa a la que fue su casa hace trece temporadas. Con 35 años vuelve con la misma ilusión que tenía aquel joven que un día tuvo que abandonar su hogar para vivir de lo que más le gusta, el fútbol.

Su regreso ha sido uno de los más aclamados por la afición ¿Se lo tuvo que pensar dos veces?

No sabía que la vida me iba a dar esta nueva oportunidada. Era un tren que pasaba y yo tenía clarísimo que este no se me iba a escapar. Durante este verano pensaba que no me iba a mover de la Ponferradina, tenía contrato y estaba contento allí, pero al llegarme la opción de volver a mi club de toda la vida, no podía dejar pasar la oportunidad y tenía claro que tenía que cogerlo.

¿Qué queda del Xisco que hizo las maletas y abandonó la isla hace trece años?

Tengo la misma ilusión y las mismas ganas de jugar a fútbol que las que tenía entonces, solo vivo por esto. Sigo pensado igual, sigo entrenando igual. El hecho de regresar a casa quizás ha potenciado mi ilusión y mis ganas, pensaba que quizás no tendría esta oportunidad, así que quiero aprovecharla al máximo.

A los directivos quizás les cuesta un poco reconocerlo, pero los jugadores lo tienen claro. ¿Único objetivo el ascenso?

Todo jugador que viene aquí lo tiene claro, pero tampoco podemos estar todo el día hablando del ascenso. Nuestra prioridad es ir paso a paso, a objetivos a corto plazo, si miras el final de la escalera y no miras el primer peldaño, te vas a dar un tortazo importante. Debemos hacer una buena pretemporada. El objetivo está claro pero tampoco hace falta recordarlo cada día.

Usted que conoce a la afición bermellona. ¿Le sorprendió el episodio que vivió Raíllo el pasado lunes?

Hay muchas veces que, no sé si de forma acertada o no, la afición busca culpables. Con estas cosas, quien sale perjudicado es el Mallorca Quizás el conflicto del pasado lunes sea una oportunidad para mostrar que ese no es el camino. Las críticas son entendibles, pero buscar culpables no es la mejor solución. Hay que tender lazos.