Imagínense por un momento la susodicha oferta de trabajo, que si las cosas no mejoran, pronto podría viralizarse a través de Infojobs. ¿Puesto a ocupar? Presidente del Real Mallorca. ¿Requisitos? Mallorquinista de corazón, capaz de sentir los colores, besar el escudo, tener desparpajo con el auditorio y con los medios de comunicación, no contar en su currículo con ningún escándalo empresarial y disponer de tiempo libre todos los domingos a las 12 del mediodía.
¿Sueldo? Sin remuneración. ¿Funciones a desempeñar? Asistir a todos los encuentros que dispute el conjunto bermellón, ser protocolario con las directivas del resto de equipos de la categoría, reprimir las alegrías y las penas desde el palco, dar la cara en todo momento, aceptar las críticas con la mejor cara, oír, ver y callar, opinar poco o nada, alabar siempre el trabajo del consejero delegado del club, elogiar también las funciones del director deportivo, sonreír en los momentos duros, saber posar para la foto, tener porte y ganas de aportar (si es económicamente se valorará positivamente), contar con capacidad para generar una opinión sin tener la necesidad de expresarla, mostrarse siempre fiel al club y a sus dirigentes Y así un largo etcétera. Permítanme que les diga, pero muy desesperado tiene que estar el personal para tirar el currículo en la oferta.
