El Real Mallorca despidió ayer a una decena de trabajadores del primer equipo que no se cuenta con ellos de cara a la próxima temporada en Segunda B. Lo que era un secreto a voces, aligerar la estructura del club en una categoría que no es profesional, se ha confirmado con la salida de profesionales que, algunos de ellos, llevaban muchos años en el club.

Los afectados por la decisión del club de Robert Sarver y ejecutada por el consejero delegado Maheta Molango son los utilleros José León y César Mota, ambos con dos décadas en la entidad a sus espaldas tras aterrizar en el club como futbolistas en las categorías inferiores; los fisiterapeutas Vicenç Marí y Martí Ferragut; el enfermero Helidoro Sánchez; el segundo médico Manuel Sarmiento; y el podólogo Pep Claverol, también con una larga experiencia en el primer equipo del Mallorca. Previamente se prescindió de los servicios del ojeador Manolo Molina, y el preparador de porteros Miki Garro aceptó una oferta del fútbol chino, adelantándose a las presumibles intenciones del club de prescindir también de sus servicios.

Además, el que ha sido delegado del primer equipo y exfutbolista de la primera plantilla en la década de los ochenta Damià Amer, deja de desempeñar este cargo y asumirá la dirección de la Ciutat Esportiva Son Bibiloni. Amer deja la parcela deportiva y se ocupará de toda la infraestructura del centro de entrenamiento de todos los equipos del club. Amer asume con renovada ilusión su nueva tarea en la entidad después de desempeñar las funciones de delegado durante los últimos 24 años. El nuevo delegado del primer equipo será Xisco Rotger, que desempeñaba hasta ahora esta función en el filial.

Lo más probable es que no sean las únicas bajas que se produzcan en el club, que necesita aligerar el capítulo de personal con el objetivo de reducir costes en una categoría, la Segunda B, que no genera ingresos de ningún tipo.

Entre los trabajadores del club ha causado un profundo malestar los despidos, algunos de los afectados mileuristas. Con la condición de que no aparezca su nombre, muchos se quejan de que Molango mantenga su millonario salario de alto ejecutivo y que sean el personal más humilde el que pague las consecuencias del descenso a Segunda B.