El Mallorca se despidió del fútbol profesional con un empate a 3 ante el Getafe. En el encuentro más complicado que ha vivido la plantilla bermellona en mucha tiempo, los futbolistas le jugaron de tú a tú a un conjunto madrileño que pareció conformarse siempre con el empate, un resultado que le bastaba para confirmar su tercera posición el la tabla de la Liga 123 y que le permite afrontar los play-off de ascenso a Primera División con mayores garantías que el resto de sus rivales.

Sergi Barjuan optó por una alineación algo diferente a la habitual. Le dio minutos a Juan Rodríguez y a uno de los canteranos del conjunto bermellón, Juanjo Nieto. Los últimos 20 minutos del encuentro, el técnico catalán también le brindó unos minutos a uno de los futbolistas del filial, Cedric, que debutó este curso.

Si ya el desarrollo del encuentro se presentaba como un auténtico infierno para los jugadores del Mallorca por las protestas en las gradas, la ventaja en el marcador del Getafe tras el gol de Stefan (m. 7) acrecentó la indignación del público.

A los jugadores bermellones les sentó peor la celebración que hizo la grada que el propio gol. Los cánticos habían dolido hasta el momento, pero ver como tu propia hinchada celebra el tanto del equipo rival fue un duro. El plantel rojillo volvía a plasmar sobre el césped su falta de ímpetu y ganas. El equipo de Sergi Barjuan, repetía los errores de toda la temporada y que habían provocado su descenso a Segunda B.

El conjunto madrileño, al que el empate le bastaba para acabar en la tercera posición, se durmió en los laureles y permitió la reacción mallorquinista que llevó la firma del canterano Brandon Thomas. El de Cala d'Or celebró con rabia el tanto del empate en el minuto 23 del encuentro.

La grada pareció calmarse un poco tras el descanso, algo que aprovechó el Mallorca para coger algo de aire e intentar brindarle a su afición algo de fútbol en el último partido de la temporada. Brandon adelantó a los bermellones en el 57, y tan solo 6 minutos después, en el 63 Stefan volvía a poner las tablas en el marcador.

El propio serbio introdujo el balón en su propia portería tras un desafortunado rechace y ya en el 84 Emi apuró los instantes finales para marcar el gol de la tranquilidad para los azulones y el inicio del infierno para el Mallorca.