Nos podemos romper mucho el coco y hacer las cuentas de la lechera. Que si la derrota del Getafe en Valladolid nos perjudica porque llegará a Palma obligado a sumar, al menos, un punto; que si la derrota del Mirandés nos beneficia porque recibirá el domingo al Mallorca ya en Segunda B y con la moral por los suelos; o que el Tenerife nos hará un favor si al menos empata hoy en Alcorcón, como el Girona en Tarragona. Todo esto está muy bien, pero no servirá de nada si el Mallorca no derrota esta tarde al Numancia en la enésima final de la temporada. Si es así, la llama de la salvación seguirá encendida, de lo contrario la temporada habrá llegado a su fin para los de Sergi, que verían como una tragedia la pérdida de dos puntos, y no digamos ya tres. La fe en el equipo está basada más en los resultados de las últimas jornadas -tres victorias en los últimos cuatro partidos- y en la actitid del duelo ante el Almería que en el juego, que sigue siendo plano, escasamente convincente y con graves dificultades para llegar con peligro al área rival. Está jugando tan en el alambre el Mallorca desde hace tanto tiempo que pueden pagar muy caro el más mínimo error por la tensión acumulada. Hoy puede estar fuera del descenso el equipo, dependiendo de los resultados, pero sobre todo, hay que ganar al Numancia.
