Brandon Thomas necesitaba un partido como el del sábado ante el Almería. Fue el gran protagonista, con un gol de campanillas, pero sobre todo porque sirvió para dar los tres puntos al Mallorca en un partido tan importante. No es la primera vez que sale al rescate de los bermellones y seguramente no será la última. O eso es lo que pretende el canterano. "El gol ha sido una liberación total, me encanta marcar el gol de la victoria, estoy muy contento", decía orgulloso minutos después de la finalización de un encuentro que sirvió para mantener las ilusiones de la permanencia.

Brandon levantó de sus asientos a los casi trece mil espectadores que acudieron al Iberostar Estadio con un control y disparo desde fuera del área que se coló por el único lugar en el que el portero Casto no podía llegar. Se golpeó el pecho emocionado, tocando el escudo con pasión y mirando a la grada, que festejaba eufórica su talentoso tanto. Sergi Barjuan está demostrando que confía a ciegas en el canterano, que está actuando como delantero de referencia, una posición que no favorece sus cualidades, tal y como ha reconocido mil veces el propio futbolista. Pero eso ahora ya da igual. A Brandon le gusta la presión. Y de eso el Mallorca va sobrado desde hace tiempo. La pasada temporada, en la que ya fue el máximo realizador con seis goles, se erigió en protagonista cuando los rojillos más le necesitaban. Anotó dos tantos en la 'final' de Valladolid, en la última jornada, que dieron la agónica permanencia al Mallorca en el José Zorrilla (3-1). Ahora ya lleva diez, una cifra considerable, sobre todo teniendo en cuenta que se pasó más de cinco meses sin marcar -en el Pizjuán rompió su racha hace cuatro jornadas-.

Llegó a estar muy lejos de su mejor versión, aunque seguía siendo un fijo en las alineaciones, tanto de Vázquez como de Olaizola. Incluso se llegó a llevar algunos abucheos por parte de la afición, por mucho que sea uno de los grandes referentes de la plantilla. Tras empatar ante el Nàstic (0-0) incluso se acercó a charlar en la puerta del aparcamiento de Son Moix con algunos mallorquinistas, indignados por la situación del equipo. "Llevo dos años siendo 'pichichi', algo haré bien, sigo creyendo en mí y lo que diga la gente me da igual", subrayó. "Soy de la casa, he luchado mucho para estar donde estoy, me ha costado tela estar aquí. Estoy contento por la felicidad de la gente", añadió. Eso sí, quiere más.