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Análisis

Si no fue un espejismo

Si lo de ayer no fue un espejismo, si lo que mostró la plantilla bermellona ante el Almería es capaz de mostrarlo también ante Numancia, Mirandés y Getafe, les puedo asegurar, a día de hoy, que la permanencia es un hecho. Eso, por supuesto, no les restaría un ápice de culpa, al contrario, acrecentaría aún más si cabe su responsabilidad. La de ayer, sobre el césped de Son Moix, no fue la plantilla que conocemos, esa llena de desidia que aburre al más eufórico. Se vio a un equipo con ímpetu, garra, fuerza, con ganas de sumar los tres puntos... Con todos esos sinónimos que utilizó Sergi Barjuan en rueda de prensa y a los que el mallorquinismo asintió anonadado. Si lo de ayer no fue un espejismo, cuesta creer que durante treinta y ocho jornadas las cosas se puedan hacer tan mal. Me niego a admitir que una plantilla sea capaz de ocultar tan bien sus virtudes y dar a conocer tan bien sus defectos. Si finalmente se salvan, el enfado debería ser aún mayor que si perecen por el camino. Acuérdense los mallorquinistas, porque después, con tanta euforia y alegría, no tendré tiempo ni fuerzas para recordárselo.

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