El lateral catalán tuvo dos caras en el partido de ayer. La A, en ataque, donde se mostró bastante solvente, aunque sus centros, siempre templados, casi nunca encontraron rematador. Y la B, en defensa, donde sufrió como pocas veces por la velocidad de Nano y Fidel, que le llevaron por el camino de la amargura. El mayor peligro del Almería llegó por su banda izquierda, superando en todo momento a un Campabadal que reclamaba ayuda para frenar a los dos jugadores del conjunto andaluz. A diez minutos del final, Fidel se escapó de la marca de Campabadal en un centro profundo desde la derecha, con la fortuna para el Mallorca que el remate del jugador almeriense se fue a las nubes, en la que seguramente fue la mejor ocasión del equipo de Ramis en todo el partido.