"El Mallorca está en la miseria deportiva", decía el pasado 16 de marzo el consejero delegado Maheta Molango refiriéndose al momento que estaba atravesando el equipo. Tres meses después el panorama sigue siendo el mismo, o incluso peor, ya que los bermellones están viviendo el momento más malo en los últimos cinco años, que ya es decir.

Por mucho que en este lustro se haya descendido a Segunda División, después de dieciséis temporadas consecutivas entre los mejores, nunca el primer equipo había estado tan abajo en una clasificación de la categoría de plata a solo cuatro jornadas del final. Los cuatro puntos de desventaja son una auténtica losa sobre el corazón del mallorquinismo, que asiste con amargura a un momento dramático ya que no tiene margen de error para tratar de evitar el desastre. Y eso que llueve sobre mojado en este sentido porque, a estas mismas alturas de curso, los bermellones no tenían la salvación en el bolsillo. Ni mucho menos. De hecho, mayo se está convirtiendo en una auténtica tortura para los aficionados. Eso sí, no estaban tan lejos del objetivo como ahora. Pero mejor ir por partes.

En la temporada 2012/2013, el Mallorca era el colista de Primera División y también estaba a cuatro puntos de la permanencia, que marcaba Osasuna. Después del horrible paso de Joaquín Caparrós por el banquillo de los baleares, ya que fue despedido tras sumar seis puntos de cincuenta y uno, Gregorio Manzano trató de obrar el milagro, pero se quedó con las ganas. Finalmente el equipo se quedó a un punto de la permanencia, que marcó el Celta, y bajó acompañando al Deportivo y Zaragoza.

La siguiente campaña, que sobre el papel tenía que ser la del regreso a la elite, fue terrible. El Mallorca estaba fuera del descenso por un solo punto cuando solo quedaban cuatro partidos. Carreras fue destituido y Olaizola, junto a Pep Alomar, tuvo que acudir al rescate en los últimos tres partidos. El paso por Segunda es tan triste que la temporada 2014/2015 ha sido la menos mala en este lustro. Estaba siete puntos sobre el descenso y el triunfo ante el Numancia en Soria dio la tranquilidad definitiva a los de Miquel Soler. Y justo ahora hace un año, con Fernando Vázquez, el Mallorca tenía tres puntos de margen, pero se vio obligado a certificar la permanencia ganando en Valladolid y con la derrota de la Ponferradina. Visto lo visto, seguro que cualquier hincha rojillo firmaría repetirlo, por muy agónico que sea.