El Real Mallorca ha dado un importante paso atrás, quién sabe si definitivo, y ha perdido 2-1 ante el Real Valladolid, en un calco de lo que ha sido el devenir del equipo en el campeonato: frágil en defensa y estéril en ataque. Un riguroso penalti cometido por Yuste sobre De Tomás, el gran héroe de la matinal pucelana, a la media hora, supuso el primer gol del Valladolid. Y a diez minutos del final, de nuevo De Tomás, en un rápido contragolpe, fusilaba casi a placer a Santamaría para sentenciar el partido y dejar al Mallorca a los pies de los caballos, en una situación crítica y a la espera de los resultados de la jornada que le pueden dejar prácticamente sin oxígeno. El gol de Lekic, de cabeza, en el último minuto, se ha quedado en una anécdota, ya sin tiempo para soñar tan siquiera con el empate.

La verdad es que hasta la acción del penalti, que desquició por completo a Yuste hasta el final del partido, el Mallorca se ha sentido cómodo, haciéndose dueño del balón, pero sin llegar a la portería de Becerra, que vivió una matinal muy tranquila. Solo en el minuto 11 sufrió el equipo de Sergi cuando De Tomás, a puerta vacía, remató al palo izquierdo de Santamaría. El resto, dominio estéril de los mallorquinistas, a quienes se les acaban las ideas en cuanto cruzan tres cuartos del campo y se encuentran con una defensa ordenada y sabiendo en todo momento lo que hay que hacer.

En la segunda parte el Mallorca ha empezado decidido a empatar el partido, pero el guión fue el mismo: control sin peligro. Los minutos pasaban, y nada pasaba. Sergi ha movido el banquillo pasado el cuarto de hora de este segundo periodo con la entrada de Óscar Díaz por un desangelado Angeliño. En el 73, y visto que el equipo seguía sin reaccionar, el técnico catalán dio entrada a Lekic por Brandon, que se perdió entre la zaga vallisoletana. A diez minutos del final De Tomás ha sentenciado en un contragolpe que dejó en evidencia a todo el equipo rojillo, volcado en busca del empate. Lekic, ya sin tiempo, acortó distancias de cabeza al rematar un centro de Lago.

La derrota condena al Mallorca a tener que ganar los cuatro partidos que le quedan y esperar. Porque, en el improbable caso de que sumara los doce puntos que restan, sumaría 51, una cifra que, hoy por hoy, no garantiza la permanencia. El Mallorca tiene tres partidos en Son Moix -Almería, Numancia y Getafe en la última jornada- y uno fuera, ante el desahuciado Mirandés. El calendario no es excesivamente complicado, pero vista la inoperancia del equipo hay pocos motivos para soñar.