Dice Sergi Barjuan que empieza a contar su trayectoria en el Mallorca a partir del partido en La Romareda. O sea, que no cuenta su debut ante el Nàstic porque apenas tuvo tiempo para preparar el partido. Tal vez sea por eso que apenas introdujo cambios en la alineación con respecto a su predecesor, Javier Olaizola. Lo cierto es que, de su estreno contra el conjunto catalán, a la jornada siguiente, desaparecieron de la alineación Ansotegi, Raíllo, Juan Domínguez, Salomao y Sasa. Pleguezuelo, Vallejo, Angeliño, Culio y Yuste, que volvió al centro de la defensa, fueron los sustitutos de unos jugadores que apenas han vuelto a jugar. Es pronto para valorar si los cambios efectuados por Sergi han sido acertados. Pero lo que está claro es que, viendo la paupérrima trayectoria del equipo, algo había que hacer. Estaba obligado el nuevo técnico a remover el cesto en su desesperada búsqueda por encontrar que las once piezas encajen a la perfección. No funcionó en Zaragoza y, tampoco, contra el Córdoba. Lo que cambió en Sevilla con respecto a los partidos precedentes fue la actitud y el acierto en el remate. El equipo fue el dueño del balón en la primera parte, un inmejorable punto de partida para sumar de tres en tres y que tanto se ha echado en falta durante la temporada. Un mes después, Sergi ha encontrado su once.
