El Mallorca anunció ayer que todos los entrenamientos en Son Bibiloni serán a puerta cerrada a partir de hoy y que la prensa solo podrá acceder en los primeros quince minutos de cada sesión. En su comunicado no explica la razón, pero ha tomado esta decisión para evitar incidentes como el que se vivió ayer en la ciudad deportiva, donde se volvió a vivir un tenso episodio.

Culio tuvo que ser frenado por el consejero delegado, Maheta Molango, el defensa Campabadal y otros empleados del club cuando se dirigía muy enfadado hacia tres aficionados que estaban cantando ´Jugadores mercenarios´. El centrocampista no consiguió su objetivo porque se tropezó saltando una valla, lo que facilitó la llegada del dirigente bermellón, entre otros, que estaba charlando con los periodistas presentes en el entrenamiento. El centrocampista estaba irritado por los cánticos que había escuchado durante el entrenamiento, que no iban específicamente dirigidos hacia él, ni mucho menos.

De hecho, los jugadores Joan Oriol y Juan Rodríguez también intentaron conversar, aunque visiblemente más tranquilos que el argentino, con estos tres hinchas, pero finalmente se lo impidieron algunos miembros de la entidad que estaban presenciando la escena y que pretendieron evitar males mayores. El presidente Monti Galmés, el director deportivo Javi Recio y el embajador Iván Campo también acudieron a Son Bibiloni para arropar a los jugadores en un momento tan delicado. Precisamente Oriol dio su punto de vista ante los periodistas acerca del nerviosismo vivido minutos antes por los abucheos de los seguidores. "Respeto todas las opiniones y la afición tiene derecho a estar mosqueada, pero esto no suma. Respeto que nos puedan chillar, pero ahora más que nunca necesitamos estar juntos y, si después no se consigue, que nos digan de todo, pero ahora necesitamos este ´plus´ de tranquilidad. Y repito que están en su derecho porque llevan muchos años soportando esta situación crítica", reflexionó.

El lateral izquierdo, aunque el Mallorca está a ocho puntos de la salvación a falta de siete encuentros, se mostró convencido de que el milagro es posible si vencen el domingo ante el Sevilla Atlético. "Hay que ganar sí o sí. Hay que volver con un triunfo como sea. Tenemos que ganar los siete partidos que quedan y, aunque está difícil ni nosotros, ni yo mismo, vamos a bajar los brazos. No queda otra que seguir luchando", aseguró esperanzado.

El catalán apeló al orgullo para afrontar los partidos que quedan en este tramo final. "Hay que llegar a final de temporada con opciones. Tengo esperanza de salvarnos y, si no puede ser, que yo creo que sí se puede, poder hacerlo con la cabeza alta y tirar de dignidad. Ganar al Sevilla sería un ´plus´ de confianza brutal. Creo que estamos haciendo cosas bien, pero eso no se refleja en el resultado que, al final, es lo que importa. Nosotros no bajaremos los brazos, mientras queden puntos no tiraremos la toalla. Esto es fútbol y, ahora, necesitamos líderes y carácter en el campo. Es ahora o nunca", comentó.

Oriol no encuentra explicación a una posición tan mala en la tabla. "Viendo la clasificación podría decir que podíamos haber hecho más, pero yo entreno con estos futbolistas, veo como se parten la cara en cada entreno, y no te puedo decir que no lo han dado todo. Sí que, quizás, nos ha faltado saber competir en según qué momentos, pero no que no estemos comprometidos", argumentó. "Todavía no estamos muertos, hay que transmitir optimismo. Quedan siete finales y si todos damos lo que tenemos que dar se puede conseguir", subrayó.