"Las matemáticas no dicen que estemos descendidos y mientras eso sea así lucharemos y lo intentaremos con todas nuestras fuerzas", decía el técnico Sergi Barjuan en la sala de prensa de La Romareda tras caer ante el Zaragoza (1-0) en la anterior jornada. Estas palabras las podría haber pronunciado cualquiera de sus jugadores, pero la realidad es que la sensación en el vestuario de Son Bibiloni es que este domingo se juegan la última bala. Todo lo que no sea ganar al Córdoba dejará al Mallorca a las puertas de la Segunda B, aunque todavía queden siete jornadas por delante.

Los futbolistas creen que si vencen a los andaluces la confianza y autoestima se elevará y afrontarán la visita al Pizjuán ante el Sevilla Atlético de otra manera. "Necesitamos romper esta dinámica tan mala que llevamos y, si ganamos, lo veremos de otra manera", reflexiona un peso pesado del vestuario. Los bermellones llevan la friolera de nueves jornadas sin ganar, lo que ha provocado su caída en picado en la clasificación, hasta llegar a la penúltima posición, empatado con el colista Mirandés, y a seis puntos de la salvación, que marca el UCAM Murcia. La última vez que lograron un triunfo fue ante el Rayo Vallecano, en Son Moix, el pasado 12 de febrero, por lo que ya ha llovido (2-1). Estos nefastos resultados obligaron al club a despedir a Javier Olaizola, que no dio con la tecla para que el Mallorca sumara de tres en tres.

El problema es que parece que la solución tampoco pasa por Sergi Barjuan. El técnico solo pudo empatar en su estreno ante el Nàstic de Tarragona (0-0) en el Iberostar Estadio y la visita a Zaragoza se saldó con derrota. Y lo que es peor, con la sensación de que el equipo va a menos. El efecto positivo que debería causar la entrada de un nuevo cuerpo técnico, tal y como ha sucedido tantas veces en el fútbol, no se ha producido y los baleares crean menos ocasiones y mantienen sus errores, por puntuales que parezcan, en defensa. De ahí que el desánimo se haya adueñado del mallorquinismo, que asiste con desolación e indignación a este final de temporada. La única esperanza pasa por ganar seis partidos para contar con serias posibilidades de seguir un año más en Segunda División. En lo que va de temporada es el equipo que menos partidos ha ganado, solo seis, y casi el que más ha empatado, catorce.

Los números y la clasificación conceden pocas esperanzas, pero el calendario no parece adverso. Cinco de los ocho encuentros los jugará en casa, donde ha logrado precisamente cinco de las seis victorias firmadas durante el presente curso. Solo le quedan tres desplazamientos: Sevilla, Valladolid y Miranda de Ebro.

El resto de encuentros los afrontará en el estadio de Son Moix con el apoyo de su afición. Córdoba, Elche, Almería, Numancia y Getafe, en la última jornada, son los adversarios que deben viajar a la isla. Pero para que estos encuentros sean trascendentes, antes el Mallorca deberá haber vencido al Córdoba.

Con cuarenta puntos en la tabla, el partido ante el conjunto andaluz es una final, pero de las de verdad, por mucho que suene a tópico futbolístico. Además, es un rival directo en la lucha por la permanencia, por lo que si se lleva los tres puntos sería sinónimo de acabar con cualquier posibilidad de supervivencia.

El Mallorca también debe estar pendiente de los resultados de sus rivales. No queda otra. El UCAM visita al Girona, el Alcorcón al Reus, el Almería recibe al Sevilla Atlético y el Mirandés al Zaragoza. Eso sí, se podrá bajar el transistor si los de Sergi no cumple con su obligación de ganar. Solo una alegría daría esperanzas de que podrían llegar más.