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Más cerca del descenso

Los 7 pecados capitales de Robert Sarver

Quince meses después de su desembarco en la isla, el empresario norteamericano ve cómo el Mallorca está al borde del descenso por confundir el orden de prioridades, intentar aplicar el modelo estadounidense y dejar el club en manos de un profesional sin experiencia

Robert Sarver, con la bufanda del Mallorca, el 5 de marzo de 2016, el día del Centenario del Mallorca. Manu Mielniezuk

La llegada de Robert Sarver al Real Mallorca en enero de 2016 no pudo ser más oportuna, pues el club se encontraba tanto financiera como económicamente al límite de sus fuerzas tras la etapa del alemán Utz Claassen. Los algo más de veinte millones de euros aportados a las arcas de la entidad fueron valorados en su justa medida en todos y cada uno de los rincones de la afición mallorquinista. Por lo tanto, es justo reconocer que su llegada no pudo ser más oportuna.

A partir de ahí, sin embargo, Sarver y su equipo han cometido una serie de errores -pecados capitales- que minimizan la más importante aportación de capital que jamás haya recibido el club en sus 101 años de historia. Los errores de bulto posteriores a la ampliación de capital han ninguneado el valor de una operación que evitó la desaparición del club, pues la entidad se encontraba inmersa en una causa de disolución obligatoria.

01: No ha sabido guardar las formas

El mejor ejemplo se produjo a la hora de hacerse con la propiedad de un club de fútbol. A Sarver, Kohlberg, Nash y compañía les daba igual dónde instalarse, si en el Getafe, el Levante, en Escocia o en Mallorca. Querían un club de fútbol y no pararon hasta conseguirlo. Opción muy legítima, pero se olvidaron de un detalle importante: que el fútbol en España difiere del baloncesto en EEUU en el hecho de que históricamente los clubes de basket tienen un componente económico-empresarialmuy importante, mientras que las sociedades futbolísticas en España se mueven aún por el sentimiento, por la pasión. Un club de fútbol es un cúmulo de emociones, más si ha alcanzado los cien años como el Mallorca. La entidad mallorquinista, al margen de los millones recibidos, poco más ha obtenido.

02: Nula vinculación con gestores mallorquines

Otro flagrante error ha sido desvincular la gestión del club de cualquier reconocimiento a posibles colaboraciones con gestores mallorquines. Este error presenta varios enfoques. En primer lugar, el nombramiento como consejero delegado de un profesional que está demostrando saber poco de fútbol y de gestión empresarial. Sarver no se ha planteado en ningún momento buscar una persona conocedora de la realidad del club, de la ciudad y de la isla que, con el importante dinero aportado, reflotara de una vez al club. Molango, que se ha caracterizado por actuar sin escuchar a nadie, con la complicidad de su jefe directo, se ha encargado de eliminar cualquier atisbo de apoyo profesional que pudiera hacerle sombra. Reclama toda la atención mediática. Al final, su figura ha quedado como el del profesional que sabe vender el producto, pero queda delatado por el resultado de su nefasta gestión, con el equipo con un pie y medio en Segunda B. Ya nadie se cree su discurso.

03: Ha errado en el orden de prioridades

Sarver se ha equivocado en el orden de prioridades. Pocos son los que le discutirán que era necesario, en algunos casos urgente, realizar un determinado tipo de inversiones (mejora del césped del estadio, de los campos de entrenamiento, ... ), pero no es menos cierto que lo más importante era dotar al primer equipo de unos activos, es decir, jugadores, que permitieran como mínimo pelear el ascenso a Primera División. Y ahí el camino errático adoptado ha sido flagrante y notorio. El Mallorca puede militar la próxima temporada en Segunda B con una estrectura de club que ya quisieran muchos de Primera. Sarver debería mirarse en el espejo del Girona, Cádiz o Tenerife que, con mucho menos, están muy cerca de Primera.

04: Nombrar a su hombre de confianza sin tener ninguna experiencia

Desde la llegada de Sarver en enero de 2016 han pasado tres ventanas de fichajes y las tres las ha gestionado Maheta Molango. Ni Miquel Àngel Nadal primero, ni Javier Recio después. El consejero delegado es el artífice de unos fichajes, de la confección de una plantilla que, los números no engañan, ha sido un desastre. El propietario de los Phoenix Suns ha permitido que su hombre de confianza en Palma haya mantenido en su puesto a principio de la presente temporada a Fernando Vázquez, pese a que salvó al equipo de milagro, y alargar la agonía de Javier Olaizola tras unos números -12 de 45 puntos- que han conducido al equipo al borde del descenso. El milagro de la salvación lo ha puesto en manos de Sergi Barjuan, un nombramiento que llega tarde.

05: Intentar aplicar el modelo estadounidense en Europa

Sarver se ha equivocado en intentar aplicar el modelo estadounidense de club de baloncesto en un club de fútbol europeo. O lo que es lo mismo, dar prioridad en el Mallorca a la perspectiva de marketing-comercial-redes sociales, etc. que a la deportiva. Enorme error que dice muy poco de su capacidad de gestión al frente del club. ¿Qué ha aportado al Mallorca el viaje de Molango a Estados Unidos para captar ideas susceptibles de aplicar en un club de fútbol de una pequeña isla del Mediterráneo? Parece que ninguna, o si existe no se ha hecho visible porque ha tenido nula repercusión. Es posible que en los últimos meses haya aumentado la venta de camisetas, el número de artículos en las tiendas, o que el Mallorca sea el club de Segunda más seguido en Facebook o en Twitter. Ninguna de esas ridículas cifras interesa mientras el equipo se codee con los peores de la categoría. Lo único que importa al aficionado es que se confeccione un equipo solvente para subir a Primera, o por lo menos intentarlo. Y lamentablemente hay que conformarse con que el equipo que se ha creado consiga la permanencia.

06: Desentenderse del día a día del club

Tanta fe ha depositado Sarver en su consejero delegado que hay motivos de sobra para pensar que el Mallorca le importa poco, por mucho que haya desembolsado casi 21 millones de euros. Otro propietario, en circunstancias similares, con el equipo donde está, hubiera tomado cartas en el asunto. Sarver no está por la labor y, por mucho que Molango recuerde que el compromiso de los norteamericanos con el club es a largo plazo, nadie se fía de lo que pueda hacer en el caso, cada vez más probable, de que la próxima temporada se milite en Segunda B, fuera del fútbol profesional. No se entienden los viajes de ida y vuelta que se marcan desde Estados Unidos a España, con escala en Italia. La lógica indica que en estas paradas en Europa se valorase la marcha del equipo, la repercusión de los fichajes o la gestión del club. Pero, desgraciadamente, lo que queda de estos viajes en la retina es la visita a un club de la Primera división italiana, las fotos en los campos de entrenamiento con los jugadores, e incluso la instantánea delante de un futbolín en lo que es el mejor icono de lo que ha sido su gestión al frente del club: el player's lounge.

07: Falta de autocrítica

Posiblemente sea el error más importante, su absoluta carencia de autocrítica. Nadie pone en duda su buen hacer en Estados Unidos, su capacidad emprendedora y empresarial que han convertido su franquicia, Phoenix Suns, en una entidad solvente. Pero su aparición en el fútbol español está resultando un fracaso. Entre otras razones, porque no se ha sabido rodear de las personas adecuadas y, principalmente, por su nula capacidad en reconocer sus errores. Dicen que un error es la mejor manera de aprender. Pero todo empieza porque uno reconozca que se ha equivocado. Si ese no es el principio, no hay nada que hacer.

En poco más de un año, Sarver y su equipo ha echado por tierra la ilusión creada en la afición mallorquinista cuando llegaron con sus millones. Prácticamente nadie cree en su proyecto, como quedó demostrado tras la enésima decepción ante el Nàstic, el pasado sábado, cuando los gritos iban dirigidos, además de a los jugadores, al consejero delegado, su persona de confianza en el club.

Antes que Sarver llegaron otros dirigentes que pusieron importantes cantidades de dinero y destinar parte de ese capital a levantar una Ciudad Deportiva, entre otros logros. Pero no se olvidaron de la parte deportiva y crearon un equipo del que sentirse orgullosos. Y este es el gran debe que figurará en la gestión de Sarver.

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