El Mallorca hubiera perdido el encuentro ante el Nàstic de Tarragona sin Roberto Santamaría. El portero navarro cuajó una soberbia actuación en las contadas intervenciones que se vio obligado a realizar, sobre todo en dos de ellas, que arrancaron el aplauso de los cerca de diez mil espectadores que acudieron al Iberostar Estadio. La primera llegó en el minuto cuarenta cuando repelió el disparo de Emaná, que se había plantado solo ante él. Y la segunda, incluso más complicada, cuando demostró una enorme capacidad de reacción a un remate en el interior del área de Perone a solo seis minutos del final. El cancerbero fue el elegido por Sergi Barjuan para ocupar la portería en detrimento de Cabrero, que ya perdió la titularidad con Javier Olaizola. Y con paradones como el de ayer parece que seguirá en el puesto.