Equivocados estamos si entendemos el sí de Sergi Barjuan a Molango como un acto de valentía. El técnico catalán ha aceptado porque sabe que tiene mucho a ganar y poco o nada a perder. Nadie le responsabilizará de un posible descenso por el escaso tiempo que le han concedido y, en cambio, será aclamado como un héroe si logra lo que ahora se antoja como una improbable salvación. El sucesor de Olaizola tiene ante sí una ingente cantidad de trabajo en el aspecto psicológico con unos jugadores que no creen en lo que hacen. Tienen motivo para ello con tan escaso número de victorias. Pero, aunque el tiempo juega en su contra, Sergi Barjuan debe trabajar también el aspecto táctico, afinar la puntería de cara a gol y corregir clamorosos errores defensivos que se suceden domingo a domingo, en casa y fuera. Será el mejor punto de partida para empezar a ganar.
