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Opinión

El deseado deja el golf para volver al deporte

El deseado deja el golf para volver al deporte

El golf es tan aburrido como sospechábamos. Formentera también tiene sus limitaciones. La noche se ha puesto muy peligrosa. En resumen, Mateu Alemany vuelve al deporte a lo grande. Ni amortizando la envidia que genera, puede neutralizarse la estampa del ejecutivo más deseado.

Alemany no quiso rebajarse a presidir Mallorca, tras haber presidido al Mallorca entero. Le asisten una habilidad mayúscula para trabajar entre bastidores, y un poder de seducción tan acentuado que ni se molesta en cultivarlo. Sabe ser desagradable, una virtud mucho más infrecuente que la amabilidad fingida.

Admiramos a Alemany, pero estamos entre mallorquines. El deseado ya se dio de bruces en un asalto atolondrado a la Federación Española, donde solo contó con el apoyo de su inseparable Guillem Coll. También puede presumir de haber negado por triplicado a Florentino Pérez. Este gesto es gesta más valiente que asentir al todopoderoso, que lo suspiraba para su estructura triangular de directores generales madridistas.

Alemany se encamina ahora hacia el único equipo español más complicado que el Mallorca, con un magnate de Singapur entre Graham Greene y Le Carré, que rehabilita a los sucesivos propietarios rojillos. El club mallorquín no tiene dinero ni resultados, el Valencia solo tiene dinero.

Hay personas inequívocas para el mando. Alemany sobrevive a socios hoy tabúes -Matas, Cursach- porque es un ganador de confianzas. Junto al Turia se le exigirá además que gane partidos, y no siempre encuentras a un Etoo adolescente cuando lo necesitas. En Valencia, el deseado tendrá que dejar de hablar en mallorquín y retomar el castellano, pero no hay honra sin sacrificio. No consta que Molango fuera sondeado para el cargo, pese a que el Mallorca sigue mejorando.

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